El episodio ocurre cuatro meses después de que Ezequiel Ponce, de 27 años, sufriera un cuadro similar tras correr una media maratón en Córdoba.
Manuel, que había sido operado por una cardiopatía cuando era un bebe, hacía vida normal. Pero anteanoche se descompensó durante una clase y no pudo ser reanimado, aunque se lo trasladó de urgencia al hospital Fernández.
Manuel, santafesino e hijo de un reconocido endocrinólogo de la capital de esa provincia, había jugado en el Club de Rugby Ateneo Inmaculada (CRAI) y desde hacía seis meses practicaba el entrenamiento que realizan las fuerzas militares de los Estados Unidos, como los marines y los navy seals. Es un programa que se caracteriza por su altísima exigencia y que viene sumando adeptos desde su introducción en el país, hace alrededor de dos años.
Según su hermano menor, Federico, "realizaba deportes desde chico, se hacía todos los controles y estaba en perfecto estado. Fue una muerte súbita". Recibe ese nombre el fallecimiento no traumático que se produce en forma abrupta dentro de la primera hora del comienzo de los síntomas. En medicina del deporte, se incluye también a los que ocurren dentro de las primeras 24 horas, porque hay cuadros no cardiológicos (como el golpe de calor, asma no tratada o mal tratada y un trastorno llamado commotio cordis, un impacto violento en el centro del pecho) que pueden provocar una arritmia fatal.
No está claro en qué medida influye la realización de actividades extremas en el riesgo de muerte súbita, pero los especialistas destacan que el ejercicio siempre debería adecuarse a la edad y condición física.
La intensidad, que en el caso del crossfit es muy alta, es uno de los factores por tener en cuenta.
"Esta técnica incluye series de movimientos explosivos, que se realizan con cambios de ritmo en períodos muy breves", comenta Jorge González Zuelgaray, director del Centro de Arritmias Cardíacas de la UBA.
"Hay cinco parámetros reconocidos internacionalmente para un deporte saludable -explica Héctor Kunik, presidente de la Asociación Metropolitana de Medicina del Deporte-: frecuencia, intensidad, duración, modo y fuerza. Es importante tener cuidado con todos, pero fundamentalmente con la intensidad. Si es muy, muy grande, alguien con una patología no diagnosticada puede correr riesgo."
Por otra parte, según cardiólogos y deportólogos, el riesgo cero no existe. Aunque una buena evaluación permite prevenir malos tragos, no siempre es infalible: un 7,6% de estos eventos se producen sin causa aparente. "Tienen una causa, pero que no puede detectarse", dice Kunik.
Para González Zuelgaray, "por una limitación de la metodología diagnóstica, hay un 20% de falsos negativos".
Pero si bien la muerte súbita en la juventud es enormemente dolorosa y tiene un gran impacto familiar y social, la posibilidad de que ocurra antes de los cuarenta años es muy pequeña: alrededor de 13 casos por cada 2.700.000 personas que hacen actividad física, o un deportista cada aproximadamente 200.000.
En ese sentido, tanto Kunik como Zuelgaray coinciden en que no muestra una tendencia creciente. "Es infrecuente en los varones y mucho más en las mujeres -detalla Kunik-. La relación varía entre 5 a 1 y 80 a 1."
Para disminuir el riesgo a su mínima expresión, todos los especialistas están de acuerdo en que hay que tomar conciencia de la importancia de una correcta evaluación predeportiva, difundir las técnicas de reanimación cardiopulmonar y contar con desfibriladores automáticos y personal (no médico) entrenado para manejarlos.
Las evaluaciones son diferentes dependiendo de la edad. En menores de 35, se requieren un examen clínico, historia clínica personal y familiar y electrocardiograma de reposo. Si el médico lo juzga necesario, se puede agregar un ecocardiograma. En los mayores de 35, se exigen los mismos estudios más una ergometría, que mide la función cardíaca en condiciones de esfuerzo.
"El gran problema es que hacer un certificado médico no es un chiste -subraya Kunik-. A pesar de nuestra pelea de tantos años, las personas siguen pidiendo certificados «truchos»."
"El «apto físico» tiene que estar basado en estudios -coincide González Zuelgaray, que también es jefe de Electrofisiología y Arritmias del Sanatorio de la Trinidad, en San Isidro, y director de la carrera de especialistas en Electrofisiología y Arritmias de la UBA-. El electrocardiograma es imprescindible." Arrhytmia Alliance Argentina, entidad que preside, está iniciando en San Isidro una campaña cuyo lema es "salvemos a un deportista" y que consiste en recorrer clubes de bajos recursos para ofrecer el chequeo.
Pero enseguida agrega: "Si se había cumplido con todo lo demás, la pregunta clave es: ¿disponían de desfibriladores? Con la reanimación cardiopulmonar se recupera el 5% de los casos; con el desfibrilador automático, el 70%. De mis pacientes que sufrieron uno de estos cuadros, los que se recuperaron fue gracias al desfibrilador".
Aunque está vinculada con el esparcimiento, hacer actividad física no es un juego.
"A veces se dice, y yo creo que es cierto, que hay personas que se vuelven adictas al ejercicio -opina González Zuelgaray-. Para muchos, es una necesidad no sólo física, sino también emocional, a tal punto que entran en un bajón anímico cuando dejan de practicarlo."
Y advierte Kunik: "A veces, uno «enloquece» con el ejercicio y no cumple con las normas de seguridad: entrena durante tiempos larguísimos, hace enormes esfuerzos y olvida que para cada edad hay una frecuencia cardíaca máxima a la que hay que trabajar. Pero respetando ciertas precauciones, la actividad física es saludable. Lo que mata es el sedentarismo".
Fuente: LA NACIÓN