El rinde medio del maíz tardío se estabiliza en 85 qq/ha para la región núcleo y contrasta con los 75 qq/ha obtenidos en el maíz de primera.
El rinde medio del maíz tardío se estabiliza en 85 qq/ha para la región y contrasta con los 75 qq/ha de promedio en el maíz de primera. El escenario actual de costos y estos resultados replantean el modo de producir maíz en la región, dando pie a la idea de implantar más área con tardío en la 2014/2015. Mientras la siembra de trigo muestra muy poco avance, se hace un análisis de la campaña 2013/2014 maicera, que exhibió un histórico atraso en la siembra, obligó a cubrir 48% del área con fechas tardías y logró evitar un desastre productivo en la región.
Los márgenes negativos en maíces de primera atemorizan a los productores a incluirlo en el próximo ciclo. Los productores miran hacia atrás y ven que el cereal al que le destinaron los mejores lotes, aún en campos propios, dejaron un sabor amargo en los resultados económicos. Por el contrario, el maíz de siembras tardías y de segunda se afianzó como una forma estratégica de seguir manteniendo rotaciones con menor riesgo productivo y financiero.
La campaña de maíz de primera comenzó bajo condiciones desfavorables, pero los acontecimientos posteriores permitieron que el resultado productivo fueron muy positivo. La imposibilidad de sembrar en septiembre obligó a derivar un 48% de los cuadros a grano de fechas tardías y, finalmente, son estos lotes los que alcanzaron los mejores comportamientos productivos. La campaña 2013/14 de maíz en la región se recordará, de entre varios acontecimientos, por ser la que mostró el mayor atraso histórico de labores de siembra de los últimos cinco años. En octubre, sólo se habían sembrado 400 mil ha, frente a 970 mil de intención.
La ola de calor arrebató al maíz de primera cuando estaba inmerso en su etapa crítica, resultando el cultivo más afectado por el evento de la campaña 2013/2014. El año 2013 culminó con 200 mm menos del milimetraje histórico y marcas térmicas extremadamente elevadas 38° a 40° C de máxima, que desecaron los perfiles.
En enero, la zona que más sufrió fue el noroeste de Buenos Aires, con reservas hídricas deficitarias durante la floración. Las mermas de rinde para el cereal de primera se estimaban en un 30%.
En febrero frente a los excesos pluviométricos también fue el maíz tardío el cultivo más favorecido, las lluvias lo encontraron en pleno periodo de definición de números de granos (floración).
En marzo, frente a un incipiente avance de labores de cosecha, se cumplían las predicciones de rindes magros: 45 qq/ha en las peores zonas (San Antonio de Areco, Gral. Villegas, Lincoln, por ejemplo).
Mientras que los excesos y la falta de agua afectaron muy negativamente los maíces de primera, los de siembra tardía lograron sortearlos. A modo de ejemplo se muestran gráficos de variables climáticas de zonas emblemáticas muy golpeadas: la imposibilidad de sembrar en Bigand el maíz de primera y la falta oportuna de agua para las siembras tempranas en Villegas.