Son inminentes los cambios en el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco del Vaticano, al que Francisco quiere convertir en una institución limpia y transparente luego de décadas de escándalos. Su actual presidente, el aristocrático alemán Ernst von Freyberg, estaría por dejar el timón, mientras que sus estatutos internos estarían a punto de ser reformados.
En medio de versiones en este sentido, el padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa, admitió ayer que el IOR "se encuentra en un momento de transición y de desarrollo natural y sereno", y que la semana que viene habrá novedades.
Al asegurar que la "contribución de Ernst von Freyberg sigue siendo profundamente apreciada y valorada", el vocero adelantó que "son posibles e incluso verosímiles posteriores aclaraciones, que tendrían lugar la próxima semana, después de la reunión del Consejo de Economía, que se celebrará el sábado''.
El Papa, que durante estos días mantiene reuniones en la Casa de Santa Marta con los ocho cardenales que lo ayudan en el gobierno universal de la Iglesia y en la reforma de la curia romana, analizó anteayer y ayer "en profundidad la cuestión de la nueva forma del IOR", dijo Lombardi.
De esas reuniones, además de los miembros del denominado G-8 -que se convirtió en G-9 porque el Papa decidió sumar al "consejo de la corona" a su brazo derecho, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado-, también participaron los cardenales miembros de la Comisión Cardenalicia de Vigilancia presentes en Roma (el español Santos Abril y Castelló, el canadiense Thomas Collins, el francés Jean-Louis Tauran y Parolin).
El futuro del IOR terminará de definirse pasado mañana en la reunión del Consejo de Economía, órgano creado por Francisco y presidido por el cardenal alemán, Reinhard Marx, también miembro del G-8, junto a otros siete cardenales y a siete expertos laicos.
El Consejo fue creado por el Papa el 24 de febrero pasado junto a un nuevo "superministerio" de Economía (llamado Secretaría de Economía), que preside el cardenal australiano George Pell, también miembro del G-8.
El motivo de la inminente salida del alemán Von Freyberg tendría que ver, por un lado, con esta nueva organización económico-financiera del Vaticano, en la cual evidentemente se quiere englobar al IOR.
Y también por motivos personales: Von Freyberg nunca se instaló a vivir en esta capital junto a su familia, sino que iba y venía, quedándose solamente tres días de la semana en Roma y el resto en Alemania. Y al parecer todo el mundo coincide en la necesidad de que haya un presidente del IORfull time, no más part time.
Aunque tratándose nada menos que del IOR, también se sospecha que no deben de haber faltado luchas de poder en torno a Von Freyberg. Algunos nunca digirieron el hecho de que hubiera sido electo presidente justo días antes del fin del papado de Benedicto XVI. Y que, meses más tarde, hubiera contratado a Promontory Financial Group, una consultora internacional, para que revisara las 18.000 cuentas del instituto y a sus clientes.
Fiel reflejo del pasado turbio del también llamado "banco del Papa", hace un año, el entonces director general del IOR, Paolo Cipriani, y su vice, Massimo Tulli, se vieron obligados a renunciar al estar implicados en una investigación por reciclaje y al estallar el escándalo de corrupción en torno a monseñor Nunzio Scarano, arrestado por corrupción y fraude. Scarano había utilizado el banco del Vaticano para hacer operaciones financieras ilegales.
Von Freyberg fue designado en febrero de 2013, en uno de los últimos actos de gobierno de Joseph Ratzinger, después de meses de acefalía en el IOR. El banco se quedó sin presidente tras la violenta salida del anterior titular, Ettore Gotti Tedeschi, defenestrado en mayo de 2012, un día después del arresto del mayordomo traidor, Paolo Gabriele.
Según Andrea Tornielli, vaticanista de La Stampa, monseñor Battista Ricca, designado por Francisco prelado ad interim del IOR, le habría escrito a Von Freyberg una carta con diversas objeciones a su gestión. "Lo criticó por no haber dado siempre todas las informaciones reclamadas a la comisión cardenalicia, por ejemplo a la consultora Promontory sobre los avances en el proceso de adecuación a las normas contra el reciclaje", escribió Tornielli.
Para el Corriere della Sera, ya estarían circulando algunos nombres de posibles sucesores. Entre ellos, estaría el del francés Jean-Baptiste de Franssu, de la corriente "anglo-maltesa" vinculada al economista Joseph Zahra, miembro laico del Consejo de Economía.
UNA INSTITUCIÓN RODEADA DE POLÉMICA
- El dinero de la Iglesia: El Instituto para las Obras de la Religión (IOR) es la entidad que canaliza los fondos de las congregaciones en todo el mundo. En el IOR pueden tener cuentas las instituciones católicas, los religiosos y los empleados y diplomáticos de la Santa Sede.
- Patrimonio millonario: A fines de 2012, el IOR administraba 6300 millones de euros de fondos de clientes y contaba con un patrimonio de 769 millones de euros.
- Escándalos: La justicia italiana inició una investigación contra dos directivos del IOR por violar leyes de lavado de dinero. Un escándalo más, tras otros casos históricos, como el Sindona o la quiebra del Banco Ambrosiano
Por Elisabetta Piqué | LA NACION