Por la suma adicional y los recientes aumentos acordados en paritarias, cada vez más trabajadores pagan el impuesto; las centrales opositoras analizan medidas de fuerza
n señales sobre la actualización del impuesto a las ganancias , el universo gremial, en todas sus vertientes, está en alerta. El cierre de la mayoría de las paritarias y el cobro inminente del medio aguinaldo multiplican el malestar y la presión de las bases para intensificar los reclamos , en una coyuntura de preocupación por el empleo en varios sectores de la economía.
Los aumentos salariales acordados en el primer semestre, de 30% en promedio, sumados al medio aguinaldo que los trabajadores en relación de dependencia recibirán en los próximos días, aumentará la cantidad de recibos de sueldo con cifras superiores a los 15.000 pesos de sueldo bruto, el monto que dispara el pago de Ganancias.
"El descuento por Ganancias fue de entre 4000 y 5000 pesos", dijo a LA NACION Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria, uno de los pocos gremios que ya recibieron el medio sueldo adicional de mitad de año. "La bronca por el atraso en Ganancias es cada vez más grande y es uno de los motivos por los que decidimos el paro", añadió sobre la huelga nacional que los bancarios convocaron para el martes 8 de este mes. El 95% de los afiliados paga Ganancias.
Similar es la situación de los camioneros que comanda Hugo Moyano. "La gente está muy molesta. Queda fuera de la asignación familiar y, encima, se le va el aguinaldo en Ganancias. Cada aumento que conseguimos se los terminan comiendo la inflación y Ganancias. Es un robo encubierto", se quejó el secretario gremial del sindicato, Marcelo Aparicio. A partir del aumento de 33% acordado, el salario promedio del gremio, sin adicionales, es de $ 15.000.
La preocupación por Ganancias se coló en la reunión de la Pastoral Social, que hizo coincidir al jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló; a Moyano; a Luis Barrionuevo, líder de la CGT Azul y Blanca, y al mandamás de la CTA opositora, Pablo Micheli, en Mar del Plata el fin de semana pasado. El sábado a la noche, Moyano, Barrionuevo y Micheli comieron juntos en uno de los hoteles de los camioneros en la ciudad. Acordaron avanzar en la organización de una marcha para llevar al Congreso el reclamo por la actualización de Ganancias. Sería en la primera quincena de julio, antes de las vacaciones de invierno.
La movilización funcionaría además para medir la temperatura para un nuevo paro nacional. Hasta hace dos semanas había consenso en la CGT y la CTA opositoras para convocarlo después del Mundial, en los primeros días de agosto. Pero la disputa con los holdouts que desató el fallo de la Corte de los Estados Unidos podría demorarlo.
"Estamos preocupados por la situación económica internacional y somos prudentes. No vamos a tomar una medida de fuerza en este momento de presión de los fondos buitre, pero el Gobierno tiene que entender que los trabajadores no tienen por qué tributar Ganancias", advirtió un dirigente de peso de la CGT de Moyano.
"El paro es un hecho", se diferenció Micheli ante la consulta de LA NACION.
La presión por la falta de actualización de Ganancias es particularmente fuerte en los gremios del transporte, sobre todo colectiveros y ferroviarios, que tienen salarios promedio (sin adicionales) de 12.000 pesos. En muchos casos, los trabajadores dejan de hacer horas extras o trabajan menos días al mes para no quedar alcanzados por el impuesto.
"Ojalá que no tengamos que llegar al paro. Pero si el Gobierno no escucha, esto se pone cada vez más difícil y el movimiento obrero va a reaccionar. Si el Gobierno se sigue poniendo en la postura de no escuchar a nadie, alguna medida habrá que tomar", dijo a LA NACION el jefe de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández. El gremialista integra formalmente la CGT de Caló, pero desde principio de año juega en las filas de Moyano. De hecho, la adhesión de su sindicato fue clave para la contundencia del paro del 10 de abril.
En una situación similar está Omar Maturano, jefe de los maquinistas de la Fraternidad. "Este gobierno le cumplió el sueño a [Domingo] Cavallo: dejar de pagar el aguinaldo. Eso es lo que consiguen con el estancamiento en Ganancias", sentenció.
La apuesta de máxima de las centrales obreras es que la Casa Rosada anuncie mejoras en Ganancias cuanto antes. La de mínima, que disponga la devolución de los descuentos por el impuesto que se hayan aplicado al medio aguinaldo, como hizo hace un año. El impacto de la devaluación y la inflación en el nivel de actividad y el empleo, sobre todo entre los gremios industriales, acorta los tiempos y agiganta la impaciencia. (La Nación)