Según informaron fuentes del sector, la situación fue aprovechada por la industria nacional, que aumentó su participación en el mercado local gracias a políticas de aumento de demanda como resultado de un aumento de la cobertura previsional.
El sector obtuvo récords históricos de ventas en unidades.
Además, los laboratorios locales se beneficiaron con el apoyo financiero de programas como los Créditos del Bicentenario y los proyectos de innovación productiva del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Un análisis del sector al que accedió Télam señala que el mercado de medicamentos exhibe estructuras oligopólicas con características tales como la capacidad de la oferta para crear o inducir su propia demanda.
Desde el punto de vista de la demanda, el análisis destaca que el sector se sostiene bajo a lógica de que "quien consume no elige, quien elige no paga y quien paga suele ser un tercero ajeno a la elección y consumición de los bienes".
El resultado es "un conjunto de fallas que los laboratorios farmacéuticos conocen y explotan a fin de obtener ganancias extraordinarias en deterioro de la salud y el bolsillo de la población".
Entre las principales maniobras que ha realizado la industria farmacéutica se destacan las fuertes inversiones en gastos de marketing y los aumentos de precios encubierto mediante modificación de presentaciones.
A su vez, la industria de laboratorios es propietaria de las dos principales empresas responsables de la liquidación de los descuentos en medicamentos, Farmalink y Preserfar, lo que les permitiría controlar casi la totalidad de los recursos financieros de toda la cadena comercial.
Ello les da a los laboratorios un fuerte poder de negociación frente a las farmacias y manejar los plazos de pagos según su conveniencia, señala el informe.
La situación se repite con las principales droguerías del país, que también son propiedad de los laboratorios.
La Droguería del Sud, Monroe Americana, junto con Suizo Barracas, Droguería Sur y Kellerhoff concentran alrededor del 80% de las compras del mercado ambulatorio y no compran medicamentos genéricos debido a la mejor relación costo-beneficio que le dan los medicamentos de marca.
Así, logran tener un mejor precio por volumen y se benefician con las condiciones crediticias que los principales laboratorios les ofrecen.
Con esta maniobra, el farmaceuta no recibe ninguna motivación de aplicar el descuento de obra social/prepaga a un medicamento genérico ya que en tal caso no podrá usar la nota de crédito para cancelar deuda.