Entre las víctimas hay 20 niños; además hay 145 heridos en la localidad más azotada, Moore, donde sólo quedaron escombros.
El saldo de muertos aumenta en una ciudad destruida después del trágico paso de un violento tornado en Estados Unidos. Ya son al menos 91 las víctimas fatales, entre ellas 20 niños, que dejó el ciclón que azotó ayer Oklahoma City, según indicó la vocera de la oficina forense de la localidad, Amy Elliott, al diario The New York Times.
Las autoridades habían confirmado ayer 51 muertos . No se descarta que la cifra pueda seguir subiendo. Además hay 145 heridos en el suburbio de Moore, el más afectado, de los cuales 70 son menores, informaron fuentes hospitalarias.
El presidente estadounidense, Barack Obama, declaró como zona de catástrofe varias partes del estado de Oklahoma y aseguró que se enviará ayuda de inmediato.
Las autoridades locales aseguraron, asimismo, que muchas personas siguen atrapadas y los equipos de rescate continúan buscando entre los escombros, en particular en el suburbio de Moore, donde fueron afectados dos colegios, un cine y un hospital.
Al menos siete de los niños fallecidos eran alumnos de la escuela primaria Plaza Towers , que quedó reducida a escombros, y donde se ha rescatado a algunos menores, pero donde la búsqueda continúa ante el temor de que muchos sigan atrapados. Hubo una demostración de duelo en la página de Facebook de la escuela, con mensajes de todo el país, incluyendo una súplica sencilla: "Por favor encuentren a esos niños pequeños". También la escuela primaria Briarwood, en Moore, recibió el impacto directo del tornado.
El tornado, de más de tres kilómetros de diámetro, duró unos 40 minutos y recorrió alrededor de 32 kilómetros entre las localidades de Newcastle y Moore.
Las imágenes tomadas en Moore mostraban la columna oscura de enormes dimensiones que arrasaba casas, hacía volar por los aires los automóviles y no dejaba más que ruinas a su paso. Como consecuencia, fueron destruidas más de 300 casas y en esa localidad residencial se interrumpieron todos los suministros de luz y agua.
Ninia Lay, de 48 años, dijo que ella se acurrucó en un armario durante dos alertas de tormenta y que el tornado golpeó en la tercera. "Yo estaba escondida en el armario y oí algo así como un tren que venía", dijo bajo un cielo aún iluminado por relámpagos fuera del Norman Regional Hospital. La casa fue derribada y Lay estuvo enterrada bajo los escombros durante dos horas hasta que su esposo Kevin, de 50 años, y los rescatistas la sacaron. "Doy gracias a Dios por mi teléfono celular, llamé a mi esposo para pedirle ayuda", agregó.
Su hija Catalina, de 7 años, una estudiante de primer grado en la escuela Plaza Towers, se refugió con sus compañeros y profesores en un cuarto de baño cuando el tornado golpeó y destruyó la escuela. Ella escapó con rasguños y cortes.
El Centro de Predicción de Tormentas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) señaló que fue un tornado de categoría EF4, la segunda máxima, con vientos de hasta 320 kilómetros por hora, una intensidad pocas veces vista. Según las autoridades meteorológicas, el tornado llegó a la Fuerza 5, la mayor en la escala de ciclones. El camino que siguió coincidió además con el del peor tornado jamás vivido en Oklahoma en 1999, en el que murieron 36 personas y fueron destruidos más de 8000 edificios.
"Estamos haciendo todo lo que podemos para encontrar a los que estén heridos o desaparecidos", declaró en una conferencia de prensa la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin. Obama habló por teléfono con ella para expresar su preocupación por lo ocurrido y por todos los afectados, indicó la Casa Blanca.
Además, declaró zona de catástrofe los distritos de Cleveland, Lincoln, McClain, Oklahoma y Pottawatomie. Así se allana el camino para que las víctimas tengan acceso a medios públicos para recibir refugio y para la reconstrucción, indicó la Casa Blanca.
El gigantesco tornado golpeó a Oklahoma City apenas unas horas después de que en la madrugada del lunes otros tornados sacudieron el estado y se cobraron la vida de por lo menos dos personas, además de dejar casi una treintena de heridos y unas trescientas casas destruidas.