El blanqueo de capitales cumplirá a fin de mes su primer año de vida habiendo recaudado apenas un 20% de lo que había calculado el Gobierno.
Cifras oficiales indican que, hasta este jueves, habían ingresado US$ 823.600.000 por el régimen de exteriorización voluntaria de tenencia de moneda extranjera.
Al defender la iniciativa frente al Congreso Nacional, para sancionarla por ley, los funcionarios del equipo económico habían pronosticado que obtendría US$ 4000 millones.
En el primer blanqueo adoptado por el gobierno de Cristina Kirchner, en 2009, se habían captado 4700 millones de dólares.
Además, se estima que en hay US$ 200.000 millones de los argentinos en el "colchón", no declarados.
Las fuentes oficiales consultadas indicaron que, a fin de mes, cuando cierre el plazo para blanquear -a menos que el Gobierno lo vuelva a prorrogar, como ya ocurrió en tres ocasiones- la cifra se podría acercar a los 1000 millones de dólares.
"Recibimos cada tanto alguna consulta", indicaron en un despacho oficial del área económica.
Sin embargo, por ahora el período abril-mayo se lleva la peor parte desde que el régimen arrancó en julio de 2013, ya que solamente ingresaron al Estado US$ 69 millones.
En el primer trimestre del plan, el monto ascendió a US$ 379 millones; en el segundo, US$ 570 millones; y en el tercero, ya sin su principal impulsor en el Gobierno, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, US$ 184 millones. Del total, 90% fue para los Certificados de Depósito de Inversión (Cedin) y el 10% a los Bonos Argentinos de Ahorro para el Desarrollo Económico (Baade).
Además del fracaso global del plan, tampoco funcionó nunca el otro vértice del blanqueo: la puesta en marcha de un mercado secundario para los cedines. Si bien hubo varias ofertas, LA NACION confirmó que en el ámbito de negociación del Merval y de la Bolsa de Comercio porteña nunca se negoció un Cedin en ese mercado.
Los cedines no sirvieron para reactivar el mercado inmobiliario -que sigue inmovilizado desde la instrumentación del cepo cambiario, a fines de 2011- y en el caso del Baade no se cumplieron las promesas de las empresas de suscribir este instrumento para inversiones petroleras. Pese a que Economía justificó su prórroga a la espera de nuevas inversiones, tras el cierre del conflicto con Repsol, nada ocurrió; ni siquiera se concretó la suscripción de US$ 500 millones en Baade que Bridas, de los hermanos Alejandro y Carlos Bulgheroni, había prometido en 2013.
El tributarista Darío Rajmilovich afirmó que "los Baade no funcionaron por el riesgo de default o refinanciación en un escenario de cambio de gobierno y los cedines, por la recesión en el mercado inmobiliario". Su par Eugenio de Mayolas dijo que el blanqueo no funcionó "por la sensación de desconfianza e incertidumbre económica en la que vivimos y por las condiciones e instrumentos ofrecidos para blanquear".
"A diferencia de blanqueos anteriores en los cuales simplemente se incorporaban fondos al circuito formal de la economía, en esta ocasión para blanquear los fondos, en la alternativa de suscripción de Baade, se impone como condición transferirle directamente los fondos a un Estado que no dejó de perder reservas pese a las restricciones cambiarias", sostuvo De Mayolas. Además, acotó, el Baade presentaba una tasa de interés menor a la de bonos similares.
Otros tributaristas sumaron más causas para explicar el pobre desempeño de este régimen: los potenciales "clientes" no quisieron quedar "pegados" en una misma lista con personas cercanas al poder político y, por otro lado, no se permitió blanquear pesos, por lo cual quien quería ingresar debía comprar dólares en el circuito ilegal; tampoco se habilitó a dejar el dinero en el exterior (como sí ocurrió en el blanqueo de 2009).
El tributarista César Litvin, presidente del Instituto Tributario, dijo que "el blanqueo sólo les sirve a los contribuyentes que requieran blindar sus pecados y, sobre todo, a quienes necesiten comprar un inmueble y el dinero no lo tengan justificado". De Mayolas agregó que también les conviene a aquellos contribuyentes "a los cuales la AFIP les detectó, o estaba a punto de detectar, en un proceso de fiscalización, importantes diferencias de impuestos".
Para lograr una repatriación exitosa, opinó Litvin, es necesario "seguridad jurídica y estabilidad normativa; permitir un blanqueo de cualquier bien, portafolio en el país o en el exterior, de divisas o pesos a una tasa de impuesto alrededor del cinco por ciento; no permitir el blanqueo de dinero sucio y dar una compensación económica al contribuyente cumplidor, como un descuento especial".
En tanto, José Rozados, de Reporte Inmobiliario, dijo que "era previsible" que el blanqueo fracasara para reactivar el mercado inmobiliario por las características "poco sofisticadas" del sector y consideró que recién en 2016 podría repuntar la compraventa de inmuebles.ß (La Nación)