Son las 18.46. La práctica abierta de la selección se termina en el estadio Independencia. Los jugadores aplauden al público en la mitad de la cancha y se llevan una ovación. Caminan hacia al vestuario. Hasta que de pronto hinchas brasileños invaden el campo de juego. Se mete el primero y va derecho a buscarlo a Lionel Messi . Logra su objetivo. Leo lo saluda y le regala su buzo. El se arrodilla, le hace una reverencia y festeja como si hubiera convertido un gol. Otros lo siguen detrás. Corren y la seguridad no logra detenerlos. Javier Mascherano le regala su camiseta a otro, lo mismo hace Ezequiel Lavezzi. Entran más, parece descontrolarse, pero el conjunto nacional deja la cancha. Final de la fiesta con otro episodio con Leo que dará la vuelta al mundo.



​Así terminó lo que toda la tarde fue una fiesta en la que hinchas brasileños y argentinos disfrutaron juntos en las tribunas en una jornada en la que todos fueron Messi. La 10 de la selección o la de Barcelona, lo mismo daba. La mayoría llevaba la inscripción de Leo en su cuerpo.

La cita fue en el estadio de Independencia en el barrio de Horto de Belo Horizonte, la casa del club América, hoy en la Serie B, y zona de ferroviarios. Este escenario fue utilizado en el Mundial 1950 y hace dos años fue remodelado. Con capacidad para 23.000 espectadores, unas 7000 dijeron presente para ver al plantel argentino y, por supuesto, a Messi. La larga espera de ayer para conseguir entradas valió la pena y la organización acertó al ampliar el cupo inicial de 4000 localidades. Fueron 36 minutos de práctica para todo público. 
Messi, con el simpatizante de Brasil.  Foto: Captura TVDos horas antes de la hora señalada, cientos de brasileños entraban al estadio con la camiseta de Lionel. "Es un orgullo tenerla, si es el mejor del mundo, no sé si usaría la de Maradona", dice Leonardo, quien tiene la 10 de la selección argentina. Lo mismo dice Luiz, de 35, quien se puso la de Barcelona.

El aliento brasileño se mezcla con el argentino, y hasta en la misma tribuna. Gritan unos y otros, todos juntos. Como nunca en los últimos días, los hinchas del seleccionado dijeron presente en Belo Horizonte. Algunos viven aquí, otros llegaron por el Mundial. Allí está ese hombre que vino desde Necochea haciendo dedo. "No tengo entradas, no sé cómo voy a hacer", dice, pero asegura que dará el presente el domingo, en el Maracaná, cuando la Argentina debute ante Bosnia, en el Maracaná.

Leo entra a las 18.10 al campo de juego y el público estalla. Levanta los brazos, saluda y la gente delira. El plantel hace movimientos, salvo Rodrigo Palacio, quien sigue entrenándose diferenciado. Da una vuelta a la cancha, los flashes se notan de un lado y del otro. Messi toca con sus amigos, Agüero, Lavezzi y Mascherano. Llego el turno del loco y quien más lo padece es Masche.

Di María se gana una ovación cuando juega al fútbol-tenis con Messi y otra cuando tira una pelota a la tribuna para la gente. El show se termina. En el final, hay hinchas que burlan la seguridad y entran a la cancha. Uno se acerca a Leo, quien le regala su buzo. La situación parece desbordarse, entran más fanáticos y los futbolistas argentinos, ya dejando el campo de juego, regalan sus camisetas. La selección fue por primera vez para todos en Brasil. Ellos, agradecidos, pese a los incidentes del final.

Fuente: www.canchallena.com.ar