El irlandés fue reconocido por su obra "honda y original"
Ni al Japón de Haruki Murakami ni a los Estados Unidos de James Salter ni a la Inglaterra de Ian McEwan. De los 24 destinos-candidatos posibles adonde podía viajar, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, que se anunció ayer en Oviedo, llega hasta Irlanda para reconocer las obras del escritor John Banville... y también a su álter ego. La doble concesión fue explícita. El jurado, que encabeza el director de la Real Academia Española José Manuel Blecua, resolvió otorgárselo "por su inteligente, honda y original creación novelesca, y a su otro yo, Benjamin Black, autor de turbadoras y críticas novelas policíacas". Con este seudónimo que Banville emplea para publicar novela negra, firmó recientemente su séptimo y último libro, La rubia de ojos negros (Alfaguara, 2014), en el que resucita a Philip Marlowe, el famoso detective creado por Raymond Chandler, a pedido de los herederos del maestro de la literatura noir.
Considerado por la crítica heredero natural de Nabokov (aunque él prefiera situarse en la línea sucesora de Henry James), después de recibir en 2005 el prestigioso Premio Booker por El mar, Banville decidió tomar un nuevo camino, sin abandonar la senda original. Así fue como un año más tarde, para El secreto de Christine, se desdobla. Ciertamente, nunca buscó que fuera un secreto quién se encontraba detrás de la pluma de Black. Más bien al revés. "Quería que a los lectores de mis novelas les quedara en claro que estaba tomando una nueva dirección, y que las novelas policiales que me disponía a escribir no iban a ser elaborados juegos literarios o ficciones posmodernas", precisó el irlandés en una entrevista exclusiva para un medio argentino, publicada hace dos semanas en el suplemento adncultura de este diario, haciendo además una precisa definición de ese doblez. "Black es un funámbulo, una de esas personas que caminan en la cuerda floja: no mira hacia abajo ni hacia atrás, no duda, sigue siempre hacia adelante hasta alcanzar el final de la cuerda. Banville, en cambio, es una especie de topo, alguien que permanece años y años en la oscuridad de su madriguera, a la espera de poder salir y ver la luz", diferenció.
"Es un gran placer y un gran honor" recibir este premio. "Estoy muy orgulloso de que mi nombre sea añadido a la larga lista de grandes escritores que lo han recibido", declaró cuando conoció la noticia del premio, dotado con una escultura de Joan Miró, 50.000 euros, un diploma y una insignia. Y Banville también se hizo una pregunta que flota en el aire: ¿quién le dará el galardón? Para octubre, cuando se entregan los Príncipe de Asturias, don Felipe y doña Letizia ya habrán sido coronados. ¿Le correspondería a su hija, la pequeña Leonor, de 8 años? Según el diario El País, ya se estudia si cambian el nombre de los galardones que originalmente se llamaban Premios del Principado de Asturias. Una buena opción. (La Nación)