El autor de tal demanda lleva por nombre Anton Purisima, un anciano de 62 años de edad que se está representando a sí mismo en este proceso legal, sin el asesoramiento de un abogado. 

Los acusados en la demanda son la ciudad de Nueva York, el departamento de tránsito de la ciudad, la tienda Au Bom Pain, dos hospitales, una red de supermercados y el dueño de un perro.

Las acusaciones que pretenden justificar el tamaño de la indemnización –un número 2 seguido de 36 ceros– incluyen las violaciones de los derechos civiles e intento de homicidio. 

Y todo esto porque el anciano alega haber sido mordido en el dedo medio por un perro rabioso dentro del autobús municipal y, más tarde, haber sido fotografiado sin autorización por una pareja de chinos mientras recibía tratamiento en el hospital.

En la disputa legal, Purisima afirma que el dolor y los daños sufridos no se pueden cuantificar con dinero, siendo por lo tanto “perjuicios incalculables”. Para convencer al juez del caso, el hombre se valió de incluir fotografías de su dedo ensangrentado como evidencia.