La Justicia anuló el sobreseimiento que lo beneficiaba; también investigarán a su mujer.
El ministro de Planificación, Julio De Vido, y su mujer , la ex funcionaria Alessandra Minicelli, sufrieron un duro revés judicial: revisarán a fondo la investigación sobre el patrimonio de la pareja entre 2003 y 2007.
La Cámara de Casación Penal, en un fallo de los jueces de la Sala IV Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani. anuló ayer el sobreseimiento que los beneficiaba y ordenó la reapertura de la causa. Ahora el caso volverá a la Cámara Federal para que los jueces analicen las pruebas que hay en el expediente, escuchen a los fiscales y a la defensa, y decidan si corresponde dejar cerrado el asunto o, por el contrario, completarlo con nuevas medidas de prueba que quedaron pendientes hace siete años. Entre ellas, la realización de un peritaje contable sobre los bienes del matrimonio y establecer si es de De Vido la chacra de 3,8 hectáreas que supuestamente tiene en el barrio cerrado Puerto Panal, de Zárate, con una casa de unos 300 metros cuadrados.
El fallo contra De Vido se suma a la sucesión de reveses judiciales para el Gobierno, ocurridos en la última semana. Entre éstos se incluye la decisión que dejó al vicepresidente Amado Boudou a un paso de la indagatoria en el caso de la imprenta Ciccone, y la inconstitucionalidad del acuerdo con Irán por la AMIA.
Además, la propia Presidenta será investigada por haber beneficiado presuntamente a la firma petrolera Chevron.
Allí es donde tiene una gran pajarera con sus aves, pues el ministro despunta allí su hobbie. Cerca de su casa supuestamente compró una vivienda Máximo Kirchner, el hijo de la Presidenta.
Además, resta determinar en la causa de De Vido si es suya una camioneta Toyota Hilux 4x4 en la que solía moverse el funcionario y si era cierto que pagaba 3000 dólares mensuales por el alquiler del departamento en el que vivía en la Capital Federal.
Así lo había denunciado en ese momento el abogado Ricardo Monner Sans sobre los datos de una nota publicada en la revista Noticias.
La causa contra De Vido y su mujer tuvo un errático derrotero que la llevó en estos siete años a perderse en una montaña rusa procesal que la hizo subir hasta la Corte Suprema de Justicia y, ahora, bajar nuevamente a segunda instancia.
La denuncia original había sido sobreseída por el entonces juez federal subrogante Octavio Aráoz de Lamadrid, que llegó a su cargo tras sacarse un uno en el concurso. Aráoz de Lamadrid estuvo en su cargo cuatro años y cuatro meses.
"Eventualmente, no es delito que un funcionario gaste todo su sueldo en el alquiler del departamento en el que vive", había escrito el entonces magistrado, que sobreseyó al matrimonio sin realizar un peritaje contable sobre sus bienes.
Luego, el juez terminó procesado en un caso de presunto intento de coima a dos jueces de la Cámara de Casación para favorecer al ahora preso ex secretario general de la Unión Ferroviaria José Pedraza.
El fiscal Guillermo Marijuan apeló el sobreseimiento y el caso llegó a la Cámara Federal con intervención de los jueces de la Sala I. Pero los magistrados rechazaron el recurso de Marijuan porque dijeron que estaba mal concedido por el juez Aráoz de Lamadrid. El fiscal general Germán Moldes consintió el fallo, según escribió el juez Borinsky en su voto.
Sin embargo, el fiscal nacional de investigaciones administrativas Guillermo Noailles sí apeló al interponer un recurso ante la Casación por el sobreseimiento.
Ya en la Casación, el fiscal Ricardo Weschler adhirió a los argumentos de Noailles y aportó los suyos. Dijeron que el sobreseimiento era prematuro y que restaba hacer medidas de prueba. La defensa está a cargo del ex camarista Julio Virgolini.
Pero la Casación rechazó el recurso de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA), teniendo en cuenta un criterio por el cual si la denuncia es de un particular esa fiscalía tiene vedado intervenir porque no estaba legitimada. En cambio, si la denuncia es de la propia FIA, sí podría recurrir.
Ese criterio era sostenido por el ex procurador Esteban Righi y le valió su pelea con Manuel Garrido, ex titular de la FIA que renunció por ello y actualmente es diputado nacional por la UCR.
El caso De Vido llegó así a la Corte, que en agosto del año pasado convalidó la validez de la apelación de la FIA en todos los casos.
NUEVO FALLO
Con ese nuevo criterio, ahora la Casación volvió a analizar el asunto. Hizo nuevas audiencias y esta vez fue el fiscal Raúl Pleé, pues Weschler estaba de licencia, quien sostuvo que debía seguirse investigando la causa.
Pleé fue más allá y pidió apartar a los jueces de la Sala I de la Cámara Federal que habían dictado el fallo anterior. Pero no tuvo buena acogida en esta solicitud. Sólo el juez Gemignani apoyó este pedido.
Pero en el fondo del asunto los tres jueces de la Casación fallaron que el sobreseimiento que favorecía a De Vido debe anularse y enviarse la causa a la Cámara Federal para que dicte un nuevo fallo tras escuchar los argumentos del fiscal Noailles de la FIA, del fiscal de Cámara, Moldes y de la defensa.
El tribunal puede decidir hacer lugar a la necesidad de nuevas medidas de prueba, con lo que el caso volvería a primera instancia.
El juez Borinsky escribió que la causa debe seguir adelante porque la FIA no había tenido la oportunidad de ser escuchada en el expediente. Los jueces Hornos y Gemignani adhirieron a su voto. Borinsky, en particular, escribió que no correspondía apartar del caso a la Sala I de la Cámara Federal porque no estaba fundada la solicitud del fiscal Pleé. Para Gemignani sí, pero su postura quedó en solitaria minoría. (La Nación)
Opinión: Un obediente soldado del poder kirchnerista
Fue amo y señor de todos los rincones del Estado donde había fondos públicos para gastar, y desde allí dominó la escena de poder del kirchnerismo como pocos. Quizás haya sido por eso que el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, siempre evitó con cintura de acróbata los enredos judiciales.
Pero nada es eterno. Justo cuando la presidencia de Cristina Kirchner se encamina a vivir la retirada del poder, el hombre que supo ser depositario de una confianza plena de Néstor Kirchner tendrá que empezar a dar explicaciones a los jueces.
Por su escritorio pasaron los subsidios a los transportes que se pagaron hasta que, poco después de la tragedia de Once, el Gobierno decidió mudar esos ceros al despacho de Florencio Randazzo. La decadencia ferroviaria con la que se topó su colega fue la resultante de la gestión de De Vido y sus secretarios, Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi. Justamente éstos están procesados por el accidente de Once. De Vido jamás fue citado por estos hechos, pese a ser el jefe de ambos.
Es el responsable de toda la obra pública de la Argentina kirchnerista. Cada peso que se gastó y se gasta en viviendas, rutas, puentes o centrales hidroeléctricas tiene que ser refrendado por De Vido. Acumuló anuncios como pocos: el tren bala, Atucha II -que aún no genera energía-, las pluranunciadas represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, el soterramiento del tren Sarmiento, autopistas y hasta se animó con el "Hugoducto", un gasoducto que llegaría desde Venezuela con gas de ese país al atravesar varios países y la selva amazónica. Desde su área se manejó, y se maneja, la oscura relación bilateral con Caracas. Y como corolario, es el máximo responsable de la política energética que llevó en una década a perder el autoabastecimiento y depender de la energía importada. A diario, el Banco Central se acuerda de su gestión cuando los dólares de las reservas vuelan para pagar los millones de la factura energética.
Fue uno de los empleados más obedientes de su jefe político: Néstor Kirchner. Siempre abandonó sus aspiraciones políticas para quedarse al lado del hombre que lo llevó a la política.
Dueño de la caja y de la confianza de su jefe, se convirtió en el principal operador político del ex presidente. A fuerza de fondos públicos, tejió una férrea relación con los intendentes del conurbano, con los gobernadores y con el sindicalismo.
Ese romance con el poder pleno se opacó en los últimos años. El ascenso de La Cámpora y las consecuencias de políticas erráticas, especialmente en energía y transporte, lo desdibujaron. Ahora se reabre una causa judicial que le devolverá protagonismo. Tendrá que estar atento a las llamadas de los jueces. Justo en el momento en que los teléfonos celulares, otra de sus áreas de gestión, distan bastantes de ser aparatos confiables. (Por Diego Cabot)