Delante del juez estaban sus cinco hijos vivos y también su secretaria, la costarricense Gina González, de 36 años, con quien Di Stéfano quiere casarse a pesar de la férrea resistencia familiar.
Llegó con la mirada perdida, sentado en una silla de ruedas y con las manos aferradas a un viejo bastón de madera. A los 86 años, Alfredo Di Stéfano reapareció así en público en uno de los momentos más dramáticos de su vida. Lo esperaba el juez que debe determinar si el ex futbolista argentino y máximo símbolo del Real Madrid está en sus cabales o, como reclaman sus hijos, tiene que declararlo "incapaz".
En una salita de un juzgado de barrio a espaldas de la plaza España le tocó vivir emociones fuertes. Delante del juez estaban sus cinco hijos vivos y también su secretaria, la costarricense Gina González, de 36 años, con quien Di Stéfano quiere casarse a pesar de la férrea resistencia familiar.
"Dios lo va a ayudar", declaró la "novia" al retirarse; llevaba anteojos negros, media sonrisa y un tallieur negro que le tapaba el tatuaje que lleva en el brazo derecho que dice "la Saeta Rubia". Don Alfredo salió media hora después de haber llegado. Lo acompañaba su yerno Vicente, que empujó la silla rápidamente para eludir las preguntas de los movileros. El delantero de tantas glorias agachaba la cabeza, cubierta por una boina gris; tal vez un acto reflejo para ocultar los ojos vidriosos. No emitió palabra; lo ayudaron a subir a un coche y volvió a su departamento de Chamartín, el barrio de su Real Madrid, mientras en el juzgado continuaba la audiencia.
El drama shakespeariano de Di Stéfano saltó a la luz pública cuando el 4 de mayo él y González anunciaron en el diario El Mundo que iban a casarse. Se declararon enamorados y él afirmó: "Tengo 86 años, pero el corazón joven". Dijo que no le importaba que a sus hijos les molestara la decisión.
Pero detrás de esas declaraciones había un volcán a punto de hacer erupción. Para entonces, sus hijos ya habían radicado en la justicia el pedido para declararlo incapaz e impedir la boda con González, a la que acusan de ser una cazafortunas.
Di Stéfano sufrió una fuerte descompensación cardíaca en marzo y tanto su familia como el Real Madrid (club del que es presidente honorario) y sus admiradores temen por el efecto que pueda producir en su salud el escándalo. Hace dos años le hicieron un cuádruple by pass y lleva un marcapasos.