Capitanich dijo que no le "incumbe" opinar sobre la situación judicial del vicepresidente; para Randazzo, el tema debe resolverlo la Justicia
Lejos de las defensas de otros tiempos, la situación judicial de Amado Boudou despierta en los funcionarios respuestas de ocasión. Ayer le tocó el turno al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo , que apenas avaló que el vicepresidente no pidiera licencia ni se aleje de su cargo.
Otro fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich , que ni siquiera quiso pronunciarse y atinó a responder que no le "incumbe" opinar sobre la causa en la que se investiga la participación de Boudou en el caso Ciccone.
"No, ¿por qué va a tener que pedir licencia? No está procesado ni nada" , fue la escueta defensa de Randazzo, que no tiene una buena relación con el vicepresidente después de que desde el entorno de Boudou lo identificaran como el responsable de filtrar información a los medios.
Randazzo dejó de lado sus diferencias y ayer justificó la decisión del vice de mantenerse en su cargo, tal como sostuvo anteayer cuando se defendió en el programa 6,7,8 de la Televisión Pública.
El ministro del Interior y Transporte, que ayer concentró la atención mediática tras la conciliación obligatoria dictada en el conflicto en el tren Sarmiento, avaló la decisión, aunque no dio más detalles ni tampoco hizo una defensa cerrada del accionar de Boudou.
De manera escueta, apuntó: "La única que la puede resolver es la Justicia", y ratificó las palabras del día anterior del presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que consideró que no le hacía bien al país que el vice estuviera todos los días en la portada de los diarios.
Tanto las expresiones de Domínguez como las de Randazzo apuntaron a sostener que se acelere el proceso judicial. "Está claro que no es bueno que todos los días aparezca en los medios de comunicación esta causa iniciada, que en algún momento van a tener que resolver", planteó Randazzo, en línea con Domínguez.
Capitanich ni siquiera opinó. "No me corresponde a mí efectuar una opinión en ese sentido. Sí me parece que es muy importante observar el desenvolvimiento de todo el proceso judicial", expresó, cuando en la conferencia de ayer por la mañana le consultaron si en su opinión el vice debía dar un paso al costado. Ante la insistencia periodística, volvió a excusarse. "No me incumbe a mí."
Boudou quedó más complicado en la investigación en su contra después de que el viernes pasado, la Cámara de Casación rechazara su pedido de sobreseimiento, lo que habilitó a que el juez que instruye la causa, Ariel Lijo, pueda avanzar con el resto de las medidas de prueba que tiene pendientes, entre ellas, el llamado a declaración indagatoria del vice que ya reclamó el fiscal Jorge Di Lello.
Durante su participación en 6,7,8, Boudou anunció que apelará la decisión ante la Corte Suprema y que no pensó ni piensa tomar licencia por el caso. En su defensa, se desligó de haber cometido delito alguno, sobre todo por la carta que firmó cuando era ministro de Economía recomendándole al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray , que le diera una moratoria especial a la imprenta Ciccone.
Tras el estallido del escándalo, Boudou mantuvo su relación personal con la presidenta Cristina Kirchner sin demasiados altibajos, aunque su nivel de exposición cambió radicalmente a raíz del caso y la jefa del Estado le delegó aquellos viajes, cumbres y actos a los que no puede asistir. De todas maneras, en el resto del gabinete, más allá de Cristina, la figura de Boudou genera resistencia.
SANZ SE SUMÓ A LAS OBJECIONES
El titular del radicalismo, Ernesto Sanz, aseveró ayer que el vicepresidente Amado Boudou "debe pedir licencia y aclarar sus temas pendientes en la Justicia", en torno al caso Ciccone, y advirtió que "lo único que crece" en el país es la "inflación, la inseguridad y la corrupción en el Gobierno". El dirigente radical se sumó así al pedido de referentes de la oposición para que el vicepresidente se aparte de su cargo para continuar con la investigación de la quiebra de la imprenta ex Ciccone.