En Guiñazú dicen que no pueden vivir en paz por las guerras entre barras. Rompen vidrieras y roban. La situaciónse repite en otros barrios de la ciudad
Cada fin de semana, durante la madrugada, vecinos y comerciantes de barrio Guiñazú viven una pesadilla. Pandillas de jóvenes de sectores próximos generan todo tipo de desmanes en la vía pública, pelean entre sí, destrozan comercios, roban, invaden domicilios y agreden a la gente.
En este barrio del extremo norte de la ciudad de Córdoba, muchas familias viven asustadas y cansadas de los actos de violencia de las barras. Los disturbios ocurren, generalmente, los sábados y domingos entre las 4 y las 5.
Los hechos delictivos y los enfrentamientos de barras tienen epicentro en la zona comercial de Guiñazú, sobre avenida Juan B. Justo. Distintos negocios suelen ser apedreados y terminan con los vidrios rotos. A poca distancia funciona la escuela Unesco y hay una estación de servicio cuyos empleados padecen la inseguridad.
Los vecinos –que prefieren el anonimato por miedo a represalias– cuentan que las pandillas se reúnen en el espacio verde del barrio próximo al CPC Guiñazú y que se producen corridas en las inmediaciones de las vías ferroviarias, donde la gente vive con el corazón en la boca. “Es una guerra entre barras, se arman bataholas terribles, se tiran con botellas, piedras y objetos contundentes”, aseguran. “Ya no sabemos qué hacer y nos sentimos desprotegidos por la Policía, porque no hay controles nocturnos ni móviles en las calles”, agregan.