Se trata del virus del mosaico, un complejo que afecta el crecimiento y la productividad de la forrajera, fundamental para la producción de carne y leche. Junto al virus del enanismo, puede reducir los rindes hasta un 29%.
La alfalfa es uno de los recursos forrajeros más difundidos entre los productores para la alimentación del ganado para carne y leche. Que esta especie sufra enfermedades que afectan su crecimiento y productividad provoca pérdidas millonarias en toda la cadena. De allí la importancia de que técnicos del INTA y del Conicet secuencien el genoma completo del virus del mosaico (AMV, por sus siglas en inglés) uno de los agentes causales del achaparramiento, lo que permitirá evaluar estrategias de manejo.
De acuerdo con Sergio Lenardon –director del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del INTA y especialista en virología vegetal en cereales, oleaginosas y forrajeras– “el AMV afecta numerosas especies vegetales de distintas familias botánicas y junto al virus del enanismo de la alfalfa (ADV, por sus siglas en inglés) son los principales patógenos involucrados en esta enfermedad que reduce aproximadamente en un 29% su rendimiento con pérdidas millonarias en las cadenas de carne y leche”. Y destacó la importancia del logro: “Es la primera vez en América del Sur que se obtiene el genoma completo del AMV en alfalfa lo que permitirá clasificar el patógeno, producir reactivos de diagnósticos y comenzar a evaluar estrategias de manejo para este complejo viral”. El complejo viral responsable del achaparramiento de la alfalfa se caracteriza por producir acortamiento de entrenudos de la planta, disminución del crecimiento (enanismo), folíolos de tamaño reducido con deformaciones nítidas (fruncidos/arrugados), verrugas en las nervaduras de las hojas y una suave clorosis verde pálido/amarillenta en los bordes de las hojas. Estos síntomas en el follaje disminuyen la producción de kilos por hectárea de materia verde o heno, la vida útil de la planta y causa una reducción paulatina del número de plantas por año, debido a la debilidad de los rebrotes y a la competencia con las malezas. “Las pérdidas se trasladan a lo largo de la cadena con consecuencias significativas”, aseguró Lenardón. Entre las estrategias más sustentables a tener en cuenta, el especialista ponderó “evaluar germoplasmas de alfalfas de distintos orígenes a fin de encontrar poblaciones o líneas con tolerancia y/o resistencia a estas virosis y /o a sus insectos vectores”. (Fuente:Inta.com)