Los "fondos buitre" nunca se rinden. Ni siquiera a sabiendas de que, aun si la Corte Suprema de Estados Unidos confirmara su fallo en contra de la Argentina, sería muy difícil cobrar por la falta de activos para embargar.
Los "fondos buitre" nunca se rinden. Ni siquiera a sabiendas de que, aun si la Corte Suprema de Estados Unidos confirmara su fallo en contra de la Argentina, sería muy difícil cobrar por la falta de activos para embargar. Por esta razón, prometen que darán todas las batallas posibles, como la dieron ante el presidente del Congo alguna vez, buscando activos en el exterior de los Kirchner que les permitan saldar su deuda.
Así lo indicaron a LA NACION fuentes familiarizadas con la causa judicial que NML-Elliott lleva adelante contra la Argentina para obligar al país a "descubrir" sus activos en el exterior; la última jugada fue blanquear ayer que buscarán embargar fondos congelados en Suiza del empresario oficialista Lázaro Báez , al afirmar que son fruto del lavado de dinero de los Kirchner.
"Tenemos información de que están utilizando compañías como escudos para lavar dinero", disparó Robert Shapiro, ex funcionario de la administración Clinton y copresidente del Grupo de Tareas Estadounidense para la Argentina (ATFA, según sus siglas en inglés) en una teleconferencia. En la misma comunicación, el abogado de NML, Robert Cohen, dijo que "el dinero de Báez pasó, según el fiscal José María Campagnoli, sucesivamente de Nevada a las Seychelles, a Suiza, a comprar bonos argentinos y de ahí se blanqueó en las empresas" de este empresario, investigado por corrupción y lavado tanto en el país como en el exterior. "Si fuese condenado -agregó Cohen-, sería por dinero robado de la Argentina; y si fuera así, mi cliente lo podría pedir." Cuando LA NACION le preguntó si tenían pruebas adicionales a las que juntó el fiscal, desplazado por orden de la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, Cohen admitió que aún no. Sin embargo, pese a que varios abogados esta semana opinaron que NML sólo estaba "fanfarroneando" cuando pedía embargar las cuentas de Báez en Nevada, al presumir un vínculo con los Kirchner, las fuentes ligadas a la causa indicaron desde Nueva York que "si esta relación pudo ser probada tan fácilmente por Campagnoli en la Argentina, ¿por qué acá no se va a poder probar?". El delito en este caso sería "ingresar fondos en forma fraudulenta a Estados Unidos", lo que habilitaría a su eventual embargo, aunque no fueran fondos públicos con un destino comercial, tal como se define al dinero que puede ser bloqueado por acreedores.
"La definición de un fin comercial en Estados Unidos es muy amplia", respondieron por teléfono.
El segundo elemento sobre el que se basan para pensar que existe un vínculo entre el dinero de Báez y Kirchner es la persistente negativa del empresario a responder cualquier pedido de la justicia norteamericana para dar cuenta del movimiento de sus empresas en el estado de Nevada. "No respondió a ninguno de nuestros pedidos", dijo Cohen ayer en la teleconferencia.
Por eso, saben que en la audiencia programada por el caso del discovery -en el que pretenden develar los activos embargables del país en el exterior-, el 21 de este mes, se juegan una gran partida: "La Argentina ha reiterado que revelar sus activos en el exterior es una violación al acta de inmunidad soberana [FSIA, según sus siglas en inglés], pero eso puede ser real para embargar, pero no para contar cuáles son esos bienes", expresó la fuente.
Como telón de fondo está la causa por el pari passu, que la Argentina también perdió en las dos instancias previas y que obligaría al Gobierno a pagarles unos US$ 1500 millones a NML, Aurelius y a 13 bonistas minoristas argentinos, si la Corte Suprema de Estados Unidos confirmara esas sentencias.
Los demandantes saben que cuentan a favor con fallos de primera y segunda instancia y con un antecedente histórico que piensan recordar en los tribunales: cuando quisieron cobrar una deuda al presidente de la República del Congo, Denis Sassou-Nguesso, y no podían hallar ningún activo oficial o privado de él, comenzaron a seguir los movimientos financieros de su hijo, Denis Christel Sassou-Nguesso, hasta que encontraron excesivos gastos con tarjetas de crédito en el exterior y lograron hacerse de ellos.
La historia comenzó en los 90, cuando una subsidiaria de Elliott denominada Kensington International compró deuda del Congo por unos US$ 100 millones, que luego no le fueron pagados; allí comenzó un juego -que el diario The Times de Londres denominó del "gato y el ratón" -similar al mantenido con la Argentina- donde las dos partes se escondían una de la otra sin llegar a ningún resultado. Y si bien la pésima reputación de los "fondos buitre" parecía jugarles en contra en aquel expediente -sobre todo porque artistas y músicos famosos pedían que los "fondos buitre" no empobrecieran más al África-, Elliott triunfó al demostrar la existencia de los fondos offshore ilegales del hijo del presidente congolés, que luego derivaron en su embargo.
Ahora quieren hacer lo mismo con los bienes de la presidenta Cristina Kirchner.