"La falta de estímulo pone en situación de quebranto a miles de productores", aseguraron desde ASAGIR.
Las cuatro asociaciones por cadenas de valor vienen manteniendo reuniones para que desde los ámbitos oficiales se abra el debate acerca de las políticas que hoy impiden el normal funcionamiento y desarrollo del sector. “Las distorsiones que afectan la comercialización de nuestros productos, derivadas de las intervenciones del gobierno en el sector; las diversas y variadas regulaciones que afectan al desarrollo y la expansión de la agricultura en ambientes adversos o de alta vulnerabilidad para la producción; y la total falta de respuesta a reclamos o sugerencias sobre asuntos que afectan a las cadenas nos ubican en un estado de gran preocupación”, expresaron los representantes de ACSOJA, ARGENTRIGO, ASAGIR y MAIZAR.
Con la premisa de que si se fortalece al producto luego se beneficia toda la cadena de valor y, por ende, al país, los representantes de las cuatro Asociaciones por cadena de producto consensuaron una serie de temas que resultan prioritarios. Entre los más importantes se destacan la reivindicación de la libertad de los mercados; la eliminación de los Registros de Operaciones de Exportación (ROE); la reducción de la excesiva presión impositiva a los productores; la eliminación de las retenciones para todos los cultivos; y la consolidación de un mercado a término fuerte.
Puntualmente, una de las grandes preocupaciones es el impacto creciente en la pérdida de sustentabilidad productiva por la falta de rotación de cultivos que ha ocasionado la serie de distorsiones al mercado de granos y oleaginosas.
El ejemplo emblemático es el trigo, que ha venido reduciendo su participación en forma alarmante a partir de la serie de intervenciones en el mercado y la falta de precio y previsibilidad con que deben manejarse los productores.
Otro cuya continuidad depende de un cambio urgente en el régimen de retenciones es el girasol. En esta campaña, la peor de los últimos 40 años, la superficie sembrada no superó las 1,4 millones de hectáreas y la producción final estará entre 2 y 2,3 millones de toneladas.
La producción de girasol sufre una abrumadora carga impositiva y una dramática discriminación oficial al tributar Derechos de Exportación del 32 y el 30 %, según se exporte como grano o transformado en aceites y pellets de harina vegetal. Hoy, la falta de estímulo para la producción de girasol pone en situación de quebranto a miles de productores de zonas marginales que no tienen otra alternativa agrícola y a raíz de la disminución del saldo exportable y la pérdida de mercados, compromete el futuro de numerosas plantas industriales desarrolladas en torno al cultivo, muchas de las cuales están radicadas en la provincia de Buenos Aires.