La nieta de Susana Dillon, gran referente local de los derechos humanos, mantuvo un emotivo y memorable recuerdo de su abuela junto a Mabel Sánchez.
“Mi abuela era una mujer muy risueña, con mucho humor, que jamás me transmitió ni resentimiento ni miedo. Era pura vida” señala Pepi.
Ella tenía una política que era: “ni tarjeta de crédito ni auto, nosotros vamos a viajar todos los veranos”; Así manejaba su economía de maestra.
Pepi recuerdó a su abuela con mucho amor. “Viajábamos juntas desde los cuatro años. Recorrimos Latinoamérica, que eran los paisajes con los que ella después llenaba las páginas de sus libros. Nos encontrábamos con historias de dioses mayas, de arqueología, mujeres y derechos humanos” comentó.
Respecto a su crianza y miedos destacó: “ella jamás me demostró miedo. Yo siempre dije que era mi mamá, papá y abuela todo junto”.
“En un momento yo quise saber a quién era parecida, a quién se parecía mi voz, porqué camino y tengo el pelo así; Siempre a una edad esas cosas uno necesita saber; y ella estaba allí para recordármelo.
En diálogo, Mabel le pregunta cómo definiría a su abuela, a lo que respondió: “Era maestra y amiga, ella era muy pedagógica. Era una mujer que hablaba muy simple. Me ha enseñado las mejores cosas que sé”.
Hoy, cómo hija de una parte durísima de la historia Argentina, “Pepi” se autodefine define como: “una tipa alegre”; “Creo que aprendí eso de mi abuela, a disfrutar mucho de la vida. Me gusta reír, pero a diferencia de mi abuela, soy muy nostálgica”.