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16/03/2014 21:51 hs

Por qué amenaza seriamente al corazón y al cerebro

Argentina - 16/03/2014 21:51 hs
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En el país hay más de 7 millones de hipertensos, pero más de la mitad lo desconoce. La enfermedad afecta a las arterias de todo el cuerpo y mulitplica el riesgo de infarto de miocardio y de ataque cerebrovascular: de hecho, 9 de cada 10 argentinos que sufrieron un ACV tenían presión alta persistente.

Por repetida, desconocida. Desatendida, subestimada, riesgosa. En Argentina, la hipertensión arterial afecta a alrededor de un tercio de los adultos y, aunque multiplica el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) y de infarto de miocardio, más de la mitad de los enfermos desconoce que sufre el problema y sólo uno de cada cuatro, lo trata.

El incremento de personas hipertensas preocupa en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad se cobra más de 7 millones de vidas anuales en todo el mundo y afecta a personas cada vez más jóvenes. En nuestro país, según datos de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), está presente en más de 1 de cada 10 adultos jóvenes (de hasta 45 años) y su prevalencia trepa al 50% en los mayores de 65 años. "Hasta los 50 años es hasta cuatro veces más frecuente en los varones, pero las estadísticas se igualan en ambos sexos cuando la mujer termina su edad fértil", explica a Entremujeres el doctor Jorge Lerman, presidente de la FCA.

"La mujer se preocupa habitualmente por realizar la consulta al ginecólogo, por su temor al cáncer ginecológico. Sin embargo, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en la mujer", advierte la doctora Judith M. Zilberman, del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). El riesgo se incrementa notablemente a partir de la postmenopausia. 

Preocuparse y ocuparse de esta afección que, por habitual, se subestima, es crucial. La hipertensión no suele presentar síntomas hasta que el daño en las arterias y otros órganos pone la salud (y la vida) del paciente en zona de riesgo. Por eso, los expertos subrayan que el monitoreo de la presión arterial a través de chequeos clínicos periódicos es clave, ya que el control de la enfermedad desmorona un 40% el riesgo de accidentes cardiovasculares y reduce un 20% la probabilidad de un infarto, según estadísticas del ICBA.

Vale el alerta. Las huellas que la hipertensión imprime en el cuerpo son graves. Puede enfermar las arterias del cerebro; puede obstruir las arterias coronarias, causando ataque al corazón o infarto de miocardio; puede derivar en una insuficiencia cardiaca (a partir del agrandamiento del corazón); puede afectar las arterias del fondo de ojo, perturbando seriamente la visión; puede deteriorar el funcionamiento de los riñones hasta producir insuficiencia renal; puede ocluir las arterias de los miembros inferiores con dolores que dificulten la marcha... El doctor Lerman enumera todos estos riesgos y subraya: "Es importante comprender que cualquiera de estas situaciones puede desencadenar la muerte".

Hipertensión y cerebro

Por falta de campañas de educación para la salud, la sociedad no suele dimensionar los alcances y riesgos de la hipertensión. Desconoce, por ejemplo, que la relación entre presión alta y ACV es, por lo menos, estrecha: "La presión alta es el factor de riesgo más frecuente para dos de las más devastadoras epidemias neurológicas de nuestro siglo: el ACV y la demencia", dice a Entremujeres el doctor Luciano Sposato, director del Departamento de Neurología del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y director del Centro de Stroke del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, y sorprende con un dato: "9 de cada 10 argentinos que han sufrido un ACV son hipertensos. El problema es que más del 70% de estos pacientes no sabían que lo eran o no tenía un tratamiento adecuado", dice.

En general, explica Sposato, "la gente le teme al pico de presión porque piensa que puede causarle un ACV. Sin embargo, el verdadero efecto negativo de la hipertensión se produce cuando la presión arterial está elevada en forma crónica. Es decir, el daño que produce la hipertensión sobre el cerebro y de otros órganos ocurre porque el chorro de sangre que corre por las arterias impulsado desde el corazón orada o desgasta las paredes arteriales, haciéndolas más susceptibles a romperse o a formar ateromas (placas de colesterol y otros constituyentes de la sangre). Si la arteria cerebral se rompe, se produce un ACV hemorrágico o hemorragia cerebral; si se tapa por un ateroma, se produce un ACV isquémico o infarto cerebral", precisa el especialista.

La hipertensión también puede aumentar el riesgo de sufrir un ACV, indirectamente, a través de otro mecanismo. "Al mantenerse elevada en forma crónica puede predisponer al corazón a desarrollar una arritmia cardíaca llamada fibrilación auricular. La misma suele producir coágulos en las cavidades del corazón que viajan por las arterias cerebrales hasta que en algún momento, al no poder seguir avanzando, las tapan y producen un ACV isquémico", explica Sposato.

Otro riesgo "cerebral" derivado de la hipertensión es la demencia. "La demencia es la alteración de las funciones intelectuales, aquellas que nos permiten memorizar, razonar, resolver problemas, programar actividades complejas, interpretar metáforas, ironías o sarcasmos, etc. Sabemos desde hace muchos años que la hipertensión y otros factores de riesgo como la diabetes y el cigarrillo aumentan el riesgo de demencia vascular. Lo que aprendimos más recientemente es que la hipertensión también produce otro tipo de demencia, que es la Enfermedad de Alzheimer", apunta el doctor Sposato.

CLAVES: el ABC de la hipertensión

* Para comprender el problema de la hipertensión, es clave entender primero qué es la presión sanguínea y por qué se eleva. El profesor Jorge Lerman, presidente de la FCA, explica: "El aparato circulatorio está integrado por una bomba central (el corazón) y un sistema de conductos (vasos sanguíneos: arterias y venas). La función del corazón es contraerse (sístole) y relajarse (diástole) de manera rítmica y permanente, con el objeto de hacer circular la sangre a través los vasos sanguíneos y distribuirla por todos los aparatos y órganos del cuerpo y así nutrir y oxigenar los tejidos y las células. La fuerza de las contracciones sistólicas es lo que genera la presión de la sangre dentro de los vasos sanguíneos: es lo que llamamos presión arterial".

* La presión arterial se mide en milímetros de mercurio y en general se determinan dos valores: la máxima o sistólica (se produce en el momento de la sístole o fase de contracción del corazón) y la mínima o diastólica (se produce en la diástole o fase de relajación del corazón).

* Se considera que la presión arterial normal debe ser menor de 140 para la máxima y de 90 para la mínima. Controles superiores a esas cifras se consideran hipertensión arterial, siempre y cuando la situación sea persistente.

* La presión arterial cambia cada vez que el corazón late. Puesto que el corazón late en promedio 100.000 veces por día, todos las personas tienen 100.000 presiones distintas cada día. Por ello, es importante que cuando se toma la presión se realicen al menos 3 mediciones para calcular el promedio que es un dato más confiable.

* Definir que alguien es hipertenso requiere de un diagnóstico preciso, en manos de especialistas. Un pico de presión o algunos eventos esporádicos no suponen, necesariamente, una confirmación de la enfermedad. La presión arterial es una variable dinámica que puede cambiar según diversas situaciones fisiológicas. Durante el sueño, por ejemplo, la presión baja, y durante la actividad física, la actividad sexual o ante una crisis emocional, la presión máxima aumenta. Durante las primeras horas de la mañana, inmediatamente luego de despertar, se suelen detectar valores altos de presión.

* La hipertensión daña las arterias de todo el organismo, pero afecta especialmente el cerebro, el corazón, el riñón y la retina. Por ello sus efectos a largo plazo son el ACV, el infarto, la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal y la pérdida de visión. También produce obstrucción en la circulación de las piernas e impotencia sexual en los varones.

La hipertensión es particularmente perjudicial en quienes tienen otros factores de riesgo como diabetes, colesterol alto, obesidad o tabaquismo. En ellos, la posibilidad de un evento cardiovascular se multiplica hasta 4 veces.

* Las mujeres, luego de la menopausia, tienen mayor riesgo de desarrollar hipertensión y sufrir complicaciones.El buen control de la presión arterial reduce en promedio un 40% los eventos cerebrovasculares y en un 20% los eventos coronarios. (Entre Mujeres)

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