Según informes de la DEA y de la policía de ese país, comenzaron a llegar en 2008, tras las extradiciones de jefes paramilitares; el idioma, los bajos costos y la laxitud de controles migratorios y de divisas, claves en las radicaciones
Cada vez que un integrante de la mafia colombiana muere acribillado en las calles de Rosario, Martínez o Buenos Aires, como sucedió la semana pasada, las autoridades argentinas confirman que su país se ha convertido en una suerte de "subsede" de carteles del narcotráfico y que el fenómeno amenaza volverseuna cuestión grave de seguridad nacional.
Las facilidades del idioma en común, los aceptables costos de vida y de radicación, la laxitud de los controles migratorios y de movimientos de divisas y los recovecos en las leyes antilavado aparecen como elementos clave en la elección de la Argentina como una suerte de "guarida" en la que capos narco buscan proteger a sus familias de eventuales venganzas, y desde donde, en ocasiones, pueden reorientar sus negocios, gracias a las fortunas con las que cuentan y movilizan.
El de Carlos Gutiérrez Camacho, señalado como jefe de sicarios del cartel de Norte del Valle y asesinado en los bosques de Palermo hace siete días, es el caso más reciente que da cuenta de la presencia de narcos en la Argentina y de ajustes de cuentas ordenados a la distancia. Pero expedientes de la DEA (la agencia antidrogas norteamericana) y de la policía colombiana a los que tuvo acceso EL TIEMPO señalan que la "estampida" de mafiosos y pistoleros se inició en 2008, cuando los más poderosos narcoparamilitares fueron extraditados a los Estados Unidos.
Precisamente en julio de ese año se produjo en la Argentina el primero de los crímenes asociados a las extradiciones de los narcoparamilitares: el doble homicidio de colombianos en el estacionamiento del centro comercial Unicenter, de Martínez.
Aunque socios y familiares de Pablo Escobar Gaviria ya habían buscado refugio en la Argentina, a mediados de la década del 90, el gran desembarco comenzó cuando otros jefes narco, como Diego Fernando Murillo Bejarano, alias "Don Berna", empezaron a delatar a socios, políticos y miembros del ejército y de la policía, en busca de penas más bajas luego de ser extraditados por pedido de la justicia norteamericana.
MÚLTIPLES VIAJES
Para salvaguardar a su familia, "Don Berna" la envió a la Argentina. Pero también le dio ticket de salida a su heredero, Carlos Mario Aguilar, alias "Rogelio", cabeza de la llamada "Oficina de Envigado", poderosa máquina criminal al servicio de la mafia. La Unidad Investigativa de EL TIEMPO ya había revelado cómo "Rogelio" saltaba en ferry entre Uruguay y la Argentina mientras negociaba su sometimiento judicial con la DEA. También pasaron por allí alias "Yiyo", "Douglas" y "el Cabezón", jefes de esa maquinaria narcocriminal.
Los informes de inteligencia aludidos también señalan que en Buenos Aires permanecen 35 miembros del clan Álvarez Meyendorff. Ignacio, el mayor, fue extraditado por la Argentina a los Estados Unidos a mediados del año pasado. Pero allí se quedaron sus hijos y su multimillonaria fortuna oculta con la que las que las mafias colombianas están creando una "burbuja financiera".
¿Por qué eligen la Argentina? "El idioma los favorece, es un país barato para ellos, el control en el ingreso de divisas es mediocre y las autoridades son laxas", le aseguró a EL TIEMPO un ex agente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, según su sigla en inglés) que participó en la operación Cuenca del Pacífico, en 2010. En esta operación fue capturado Luis Caicedo Velandia, el gran capo de capos colombiano, que caminaba tranquilo por la avenida Santa Fe después de ingresar en la Argentina desde Brasil.
El ex agente norteamericano agregó que desde fines del año pasado el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner accedió a reforzar la radarización para blindar el espacio aéreo por el que está ingresando coca desde Colombia, Bolivia y Perú para enviarla luego a Europa y África.
De hecho, la Policía Federal Argentina ha tenido que acudir a la colombiana para acceder a tecnología que le permita ubicar a los capos. Eso fue lo que sucedió en el caso de Henry de Jesús López, alias "Mi Sangre", capturado en 2012 en un restaurante de la ciudad bonaerense de Pilar, gracias a un seguimiento de sus comunicaciones. Las leyes sobre lavado y extinción también son débiles en la Argentina, comparadas con las de Colombia, lo que convierte al país del Sur en un "paraíso" para la mafia.
"EL CHAPO Y LAS FARC"
Aunque la mayoría de los colombianos en la Argentina son estudiantes y empresarios de bien, en la ciudad de Rosario está establecida una red de pistoleros que salió huyendo de Colombia tras el crimen de Jorge Mario Pérez, alias "Morro", heredero de la "Oficina de Envigado".
A "Morro" lo acribilló con balas de fusil un escuadrón de hombres que irrumpió en su celebración de fin de año, el 1° de enero de 2013. Se cree que su sucesor, alias "El Montañero", es uno de los que se refugian en Rosario. También, los testaferros y herederos del capo Daniel "El Loco" Barrera, cuya ex esposa vive en la Argentina.
También se refugian allegados y pistoleros de los hermanos Calle Serna, alias "Los Comba", herederos del cartel del Norte del Valle. La mejor prueba de ello la da el asesinato de Carlos Gutiérrez Camacho.
La mala noticia para la Argentina es que con la captura del capo mexicano Joaquín "el Chapo" Guzmán -presente en cinco regiones de Colombia- y con la inminente paz con la guerrilla de las FARC, el negocio se reacomodará y habrá nuevas estampidas de mafiosos y más vendettas.
REFUGIO Y SEDE DE NEGOCIOS
Álvarez Meyendorff
El líder del clan, Ignacio, fue extraditado a EE.UU., pero otros 35 miembros seguirían en Buenos Aires
"El Montañero"
Líder del cartel "Oficina de Envigado", tendría negocios y refugio en Rosario.