Inquietantes detalles tras el asesinato en Palermo.
Carlos Guitérrez Camacho, ejecutado el lunes en los bosques de Palermo, debía controlar un cargamento de más de 500 kilos de cocaína, que el cartel para el que trabajaba planeaba enviar desde Bolivia hacia Europa, vía la Argentina. Pero esa droga -colocada en el Viejo Continente cuesta más de 11 millones de euros- se "perdió" y nunca llegó a destino. Por eso, hace 30 días en Colombia, la banda narco dio la orden de asesinarlo.
La víctima fue localizada por los datos que le pasaron al cartel del Norte del Valle colombianos instalados en la Argentina, que se dedican a marcar a los traidores.
"Acá no hay perdón. En algún punto entre Bolivia y Buenos Aires se perdió la plata y la droga. Dentro del cartel responsabilizaron a Gutiérrez Camacho, quien había sido designado para controlar el envío del cargamento. Pero no habría cumplido su parte", expresó un agente antidrogas que participó en los secuestros de embarques de cocaína más importantes de los últimos cinco años.
Sin saber la decisión que se había tomado en Colombia, Gutiérrez Camacho no cambió su rutina en Buenos Aires. Tampoco levantó sospechas la llegada del viejo compañero de armas dentro del cartel, quien lo saludó en la bicisenda de Figueroa Alcorta y lo despidió momentos antes de que lo atacaran. Mudarse cada seis meses de departamento. Realizar sólo contratos temporales, hacerse pasar por fotógrafo y mantener el bajo perfil eran su forma de vida, de acuerdo con las pautas de dentro del grupo narcocriminal.
Según se ventiló en el ambiente del tráfico de drogas, el cargamento de estupefacientes que debía controlar la víctima fue comprado por sus jefes a alguno de los grupos colombianos que, desde hace cinco años comenzaron a instalarse en la zona de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Allí pusieron en marcha importantes factorías dedicadas a la producción de clorhidrato de cocaína en gran escala.
La orden de matar a Gutiérrez Camacho se cumplió el lunes pasado minutos después de las 15, cuando el supuesto ex jefe de sicarios del cartel del Norte del Valle fue interceptado por dos sujetos en moto que le dispararon tres balazos.
Aunque hasta el momento los investigadores judiciales y policiales no encontraron registros de los cruces de Gutiérrez Camacho hacia Bolivia, no significa que esos viajes no se hubieran concretado, debido a las serias deficiencias de los controles en los pasos fronterizos de Aguas Blancas y Bermejo o Salvador Mazza y Yacuiba.
Debido a que la joven, de 21 años, que acompañaba a Gutiérrez Camacho en el momento del ataque y que resultó herida en el atentado poco aportó sobre cuáles fueron los movimientos y las personas con las que se relacionó la víctima desde mediados del año pasado, la fiscal de Instrucción Cristina Caamaño ordenó allanar el departamento en el que vivía el ciudadano colombiano asesinado.
Durante el operativo realizado en el edificio de Hipólito Yrigoyen al 400, en Vicente López, los detectives de la División Homicidios de la Policía Federal y de la Superintendencia de Drogas Peligrosas secuestraron una computadora portátil y agendas de la víctima con el objetivo de armar el cuadro de relaciones de la víctima y tratar de determinar si algunas de las personas con las que se comunicó era "el Diablo".
Así denominó un allegado a Gutiérrez Camacho al tercer hombre en la escena del crimen. Según esta testigo, el víctima tenía que encontrarse en Palermo con un personaje al que llamó solamente como "el Diablo". Al despedirse, este hombre saludó con abrazo a Gutiérrez Camacho . Para los investigadores, ésa habría sido la señal para que los dos sicarios que esperaban a bordo de una moto a pocos metros de la esquina de Figueroa Alcorta y Dorrego atacaran a Gutiérrez Camacho.
Después de asesinar al supuesto ex jefe de sicarios del cartel del Norte del Valle y de herir de dos balazos a la joven mujer que lo acompañaba, los asesinos a sueldo huyeron. Lo mismo ocurrió con el tercer hombre en la escena del crimen. Hasta ayer, la joven herida, que seguía internada en el hospital Fernández con fuerte custodia policial, nada aportó sobre "el Diablo".
Tanto en el ambiente del narcotráfico que opera en Santa Cruz de la Sierra con grupos colombianos, como entre los delincuentes argentinos que aportan estructura a los colombianos que utilizan nuestro país como punto de partida de los embarques de la cocaína producida en Bolivia, afirmaron que los sicarios ya no estaban en la Argentina y que huyeron un par de horas después de concretar el asesinato.
"Se usó mano de obra colombiana con apoyo local, tal como ocurrió con los asesinatos de Héctor Edilson Duque Ceballos y Jorge Quintero Gartner, en el estacionamiento del shopping de Martínez. La justicia argentina nunca pudo apresar a los sicarios. Aunque se supo en el mundo del narcotráfico que los mataron en una fiesta en una finca de Envigado, Colombia, hace dos años", expresó un ex colaborador de la SIDE.
En esa oportunidad, los sicarios llegaron en moto al centro comercial, tuvieron la complicidad de un entregador que les hizo señas de luces con el Volkswagen Vento del que se bajaron las víctimas y contaron con el apoyo de varios barrabravas de Boca.