Fue imposible llegar al Abra de Santa Cruz, en el municipio de Santa Victoria Oeste, en el límite con Jujuy y la vecina Bolivia.
En la zona llueve hace siete días y el camino que sobrepasa los 4.400 metros sobre el nivel de mar se corta abruptamente a unos kilómetros de la población salteña que desde el 28 de noviembre vive un conflicto social y limítrofe.
Eso se ocasionó tras la instalación de un nuevo hito en la frontera internacional que dejó súbitamente a familias argentinas en territorio boliviano.
A pesar de las inclemencias del tiempo, se pudo llegar al ingreso del Valle Escondido, un verdadero paraíso salteño, del que casi no se conoce nada.
En ese valle se encuentran las poblaciones de familias campesinas que se dedican a la cría de llamas y ovejas y al cultivo de la tierra en pequeñas parcelas prolijamente empircadas sobre la falda de los cerros. El camino se corta unos 8 kilómetros antes del caserío del Abra de la Cruz, casi en el centro del valle. Desde ahí al sur, está el poblado más grande, Santa Cruz. Pero el drama limítrofe se vive en el extremo norte del valle.
Tradicionalmente todo el Valle del Silencio era considerado argentino. La ocupación activa del territorio la llevaban adelante familias salteñas, instaladas en el lugar por generaciones.
Esas familias, son cerca de 17, siempre votaron y mandaron a sus hijos a escuelas argentinas; tienen documento argentino y están domiciliadas en la Argentina. Pero desde noviembre del año pasado, denuncian que sufren presiones por parte de autoridades bolivianas para obtener la doble nacionalidad, ya que desde que Cancillería instaló un nuevo hito, sus casas parecen haber quedado en territorio boliviano, aunque para los lugareños eso sigue siendo Salta.
El intendente de Santa Victoria Oeste, Cástulo Yanque confirmó la visita de las autoridades bolivianas, aunque dijo que estas invitaron a las familias argentinas a obtener la doble nacionalidad “amablemente”.
No se conoce que autoridades argentinas estén brindando apoyo a estas familias originarias que poblaron los cerros en tiempos ancestrales. Tampoco se informó, ni se presentó documentación que demuestre que se notificó oficialmente a estas familias que podrían quedar en territorio boliviano con la instalación del nuevo hito.
Al mismo tiempo se desconocen los motivos por los cuales se colocó la nueva marca limítrofe, ni los documentos que la autorizaron, ni los estudios científicos que comprueben que la demarcación está bien hecha. Desde 1925 a esta parte no había existido por parte de Bolivia ningún acto de soberanía en el lugar, hasta 2013 cuando apareció por el abra del extremo norte un sinuoso camino de montaña que desemboca en el Valle del Silencio.
Muy pronto será más fácil y cómodo llegar al lugar por Bolivia que por los caminos que debería mantener el intendente argentino. Mientras tanto, los organismos nacionales y provinciales han decidido dar por concluido el asunto y recordar que no existe ningún conflicto limítrofe entre las dos naciones.
Según Cancillería, que primero silenció la instalación del nuevo hito, no se alteró el límite con el nuevo mojón. “La frontera es la misma que en 1925 y ni siquiera hay un conflicto con Bolivia, no se está ni siquiera dialogando por dónde pasa la frontera porque ya fue delimitada y los dos países la respetan”, dijo sobre el asunto el canciller argentino Héctor Timerman, desde La Habana, Cuba. Al parecer, tampoco dialogaron con las personas que viven ahí desde generaciones, ya que desde ese momento dejaron a 17 familias salteñas en territorio boliviano. No se sabe si las objeciones de los ciudadanos salteños atrapados en el conflicto quedaron registradas en algún documento público.
Los argentinos de la zona norte del Valle del Silencio viven una situación insólita: el 28 de noviembre de 2013 se despertaron en Argentina y esa misma noche se acostaron en Bolivia sin moverse a ningún lado. Pero más insólita, ante esa realidad, fue la respuesta de las autoridades argentinas, que eligieron en primer término negar el problema y en segundo lugar informar que no existe conflicto alguno.
El testimonio de un ex residente
Sobre las certezas de la Cancillería Argentina siguen las dudas de los vecinos. Aldo Aparicio es un hombre grande que nació en el paraje Santa Cruz y cuando era niño salió en burro de la zona para estudiar. Sin embargo tiene a sus familiares enterrados ahí y periódicamente vuelve a su lugar de la infancia a llevar donaciones para las tres escuelas del Valle del Silencio. Aparicio sostiene, con total convicción, que la frontera fue corrida en noviembre del año pasado.
“Se corrieron efectivamente los límites pero fue antes de 2013”, dijo en una comunicación telefónica. Además relató que un grupo de 30 argentinos le hicieron frente a un grupo de militares bolivianos que vinieron a correr el hito. Son unos 150 salteños los que viven en la zona, en casas distanciadas, las que se dedican a siembra maíz, papa andina, quinoa; y de la crianza de animales a pequeña escala.
Aparicio también mencionó a la escuela boliviana que ya se construyó y que en el presente ciclo lectivo comenzará a funcionar acaparando a los alumnos argentinos que dejarán de cursar en la escuela salteña número 4.260 “Frontera Argentina”, del paraje Abra de Santa Cruz. La escuela argentina no tiene ni luz, ni gas, ni agua. Aparicio dijo que los vecinos no quieren dar declaraciones por temor a las represalias, especialmente de parte de las autoridades municipales.
El conflicto
Según Cancillería, lo que se colocó en la región fue un nuevo hito que permite identificar los límites otrora trazados en 1925.
Señalaron que desde 1940, sobre la línea recta que marca el límite entre los dos países, se colocaron 6 hitos, de los cuales uno está ubicado en el Cerro Peña Orko y otro en el Cerro Mecoya.
La embajada argentina en Bolivia dijo que “el 28 de noviembre pasado la Comisión Nacional de Límites (Conali) completó la densificación de los hitos sobre la línea recta limítrofe, colocando un séptimo hito en el sector Abra de Santa Cruz, dado que, por razones geográficas y climáticas, desde el valle del Río Santa Cruz no se pueden observar los mencionados hitos Peña Orko y Cerro Mecoya”.
La explicación climática suena disparatada, porque desde 1925 a esta parte nunca se había necesitado.
Llama la atención, que el hito internacional llegó justo con la construcción del camino y de la escuela que realiza a pasos acelerados Bolivia en la zona.
Estos últimos actos marcan actos de posesión y soberanía por parte de Bolivia en un territorio donde el Estado argentino hizo posesión del mismo hasta el 28 de noviembre de 2013.
Mientras, toda esta situación se resolvió y se aprobó muy lejos de los afectados, ahora son ellos los que no saben qué hacer. Sin la respuesta del estado nacional que no se hace cargo de lo que pueda ocurrir con ellos y sus pertenencias y con la presión del estado boliviano que reclama su nacionalidad.
La ruta se volvió a cortar
La ruta provincial 147 tiene un convenio por el cual Vialidad de la Provincia deja el cuidado de la única entrada al Valle del Silencio al municipio de Santa Victoria Oeste.
Por ese cuidado, la Provincia desembolsa un dinero que lo administra el intendente Cástulo Yanque.
Ahora bien, con las lluvias de los últimos días la ruta se cortó a unos 8 kilómetros antes de entrar al Abra de Santa Cruz.
Un arroyo que creció dejó un socavón de unos seis metros de longitud, por varios de profundidad, y quedó todo el Valle del Silencio incomunicado.
Es así que los pobladores del Valle quedan acorralados no solo por la inclemencias del tiempo sino también por las autoridades argentinas que no les dan respuesta a su problema ni atención a su pedido ciudadano.