El ritmo de depreciación del peso, que es la verdadera noticia de los últimos días y meses, alcanzó un nuevo valor emblemático, porque ya no alcanzan ni 9, ni 10, ni 11 pesos para poder comprar un dólar donde realmente se encuentra sin restricciones ni cepos.

Pero también la moneda se deprecia en el circuito oficial, habida cuenta de que con la llegada de Juan Carlos Fábrega al Banco Central el mismo 18 de noviembre, antes de que asumiera en comisión hasta la ratificación por parte del Senado de la Nación, el cambio para las transacciones comerciales y también base para los turistas que reciben la aprobación de la AFIP pasó de seis pesos a 6,765 por unidad. Acumula un incremento de 76,5 centavos con la nueva conducción del ente monetario, equivalente a 12,8 por ciento.

De este modo, pasada la "luna de miel" de dos semanas que le facilitó el mercado, y que permitió que la brecha cambiaria entre el cambio libre y el oficial cayera de 65,9% a 47,7%, retomó la carrera ascendente y se amplió, como antes del cambio de Gabinete a más de 66 por ciento.

La brecha cambiaria se sostuvo poco debajo de 48%.

Equipo devaluado

Refleja con singular contundencia eldesmoronamiento de la confianza inicial que los agentes económicos le brindaron a los nuevos funcionarios, principalmente al Jefe de Gabinete  y al presidente del Banco Central, porque creyeron ver un giro hacia la racionalidad de la política económica, con freno a la suba de la presión cambiaria y apertura a los mercados internacionales, no sólo comercial, sino también de crédito y flujo de capitales.

Sin embargo, desde los primeros días de diciembre y tras la aprobación acelerada de unPresupuesto 2014 sin debate, y con supuestos irreales, más la creación de impuestos como los internos adicionales sobre los automotores y el fallido intento de cambio del criterio de valuación de las propiedades para el Impuesto a los Bienes Personales, junto a la recreación de un régimen probado y fracasado de "precios cuidados", y remate de títulos públicos por parte de la Anses, el clima de incertidumbre y desconfianza cobró brío y se expresa en la aceleración de la huida del peso, o lo que es lo mismo, la estampida del precio del dólar libre.

Con el abandono del ancla cambiaria se aceleró la inflación

Para peor, el abandono del ancla cambiaria para sostener la inflación por debajo de 26%, derivó en un impulso del alza promedio de los precios de la economía, a más de 28% en diciembre, pero que se afirma por arriba de 32% en enero y algunos economistas ya ven el rango de 40% en los próximos meses, luego de las subas que el Gobierno dispuso en el transporte público de pasajeros, pasos por puestos de peaje y la tasa de devaluación a un ritmo de 7% en el último mes.

El cuadro se agrava, porque la suerte de tablita cambiaria que sigue Juan Carlos Fábrega ha conducido a que los importadores anticipen los pagos de sus compras y los exportadores demoren sus liquidaciones, o el cierre de nuevas operaciones, ha llevado a intensificar la hemorragia de reservas de divisas del Banco Central, las cuales buscan perforar el piso emblemático de 30.000 millones de dólares.

Fuente: Infobae.com