La imagen lo dice todo: una cría de mono llora abrazada a su madre que yace sobre el asfalto tras morir atropellada en una carretera de Arabia Saudí.
La escena ha conmovido a la opinión pública del golfo Arábigo. Pero sobre todo a los automovilistas que se encontraron en su camino con una tragedia animal. Incluso llegaron a escuchar los lamentos del pequeño simio.
Quienes vivieron el drama, aseguran que la cría se negaba a separarse de su madre. Uno de los testigos declaró que "una multitud se detuvo para observar tan conmovedora escena y muchos de ellos tomaron fotos". "Era una escena que transmite pesar y que muestra que no hay nada más doloroso que perder a una madre", puntualizaron.
El accidente sobrevino cuando la mona y su cría se encontraban cruzando la carretera en la ciudad de Taif, situada en la provincia de La Meca, al suroeste del país. Es habitual que estos simios, que habitan en las montañas de Arabia, atraviesen en dirección a basureros localizados en las proximidades en busca de comida.
Los papiones, unos monos peculiares
La especie, conocida como papio (Arabian Hamadryas baboons), ofrece otras asombrosas peculiaridades que se suman al pesar que algunos de sus individuos evidencian ante la pérdida de la progenitora. Por ejemplo, los monos de Taif conviven con perros.
Quedó acreditado en un documental de National Geographic que mostraba que los papiones machos jóvenes, en su intento de "crear su propio harén", raptaban cachorritos de perros, como igualmente suelen hacer con crías de otros semejantes, y los "educaban" como monos integrados en "una manada mixta". Los simios acicalaban a los perros, los defendían de peligros y migraban juntos. Todas las imágenes que se mostraban en el documental eran en un gran estercolero.
Y algo más. Porque los papiones, también denominados babuinos, tuvieron un determinante papel social en el Antiguo Egipto. Hasta el punto de que llegaron a ser domesticados y se les asignaron tareas como recolectar frutos de lo alto de los árboles y cuidar rebaños de ovejas. Ahora, en el siglo XXI, también emocionan cuando lloran ante el cadáver de una madre.