Un grupo de manifestantes anti-doma irrumpió en el festival cuando actuaba Piñón Fijo y fueron desalojados por los jinetes.
En la tercera noche festivalera un pequeño disturbio amenazó con alterar lo que pintaba para una típica jornada ATP (Apta para Todo Público). Es que un grupo de personas vinculadas a entidades proteccionistas de animales irrumpieron en el campo de la doma mientras actuaba Piñón Fijo con pasacalles que decían "No a la jineteada" y "La doma no es cultura".
Entonces, sucedió lo inesperado: un grupo de jinetes saltó desde los palcos de las delegaciones y revoleando rebenques sacaron "zumbando" a los manifestantes hacia la zona de corrales que, por algunos momentos, se colmaron de curiosos de saber qué había pasado con los proteccionistas.
Es que en casi 50 años de historia del Festival de Doma y Folklore era la primera vez en que tamaña osadía tenía lugar donde juegan de local los domadores, en su propia pista, y ante una multitud que presenciaba el espectáculo. De hecho, el público gritó fuertemente durante ese momento y se generó una confusión respecto de si estaban reprobando o aprobando la actitud de los domadores de "marcar" la cancha.
Los manifestantes eran escasos, pero protagonizaron un episodio de alta exposición mediática. La incursión en el campo de la doma fue a las 10.07, cuando el show de Piñón Fijo era transmitido por la Televisión Pública. Las imágenes del incidente pronto replicaron a través de las redes sociales y de sitios comoradiojesusmaria.com.ar.
Piñón se sobresaltó ante la revuelta y suspendió momentáneamente su presentación, preocupado por la seguridad del espectáculo.
Anoche se conoció que dos de los manifestantes recibieron golpes que merecieron atención médica. Las agrupaciones Sin Estribo y Animal Soy deslindaron su responsabilidad en la protesta. No reconocieron como propia la manifestación.
El show de todos
Fuera de este hecho puntual de la protesta, la noche se desarrolló con normalidad, con una tribuna repleta de niños y niñas con disfraces del payaso multicolor y el sueño de que el propio Piñón Fijo los saludara con un beso. Es que el crédito de Deán Funes se mete en el bolsillo a toda la de familia cuando los divide el bandos, los hace cantar fragmentos de canciones o estribillos, y les genera a sus hijos enormes sonrisas.
Y cantando un repertorio de hechos cotidianos, de cepillos, saxos cloacales, latidos de corazón, y astros jugando en espejos de agua, temas que son parte del ADN de Piñón, le puso alegría y entusiasmo a la noche.
Luego del payaso continuó la doma en el campo de la jineteada ante el aplauso del público que era arengado por los payadores para apoyar la tradicional fiesta que quedó en el centro de la polémica estos días, luego de la muerte de la yegua La Polca, ocurrida la segunda noche. Por tal cuestión, este lunes a las 9 se esperaba en Tribunales la declaración del jinete del malogrado animal.
La fiesta continuó en el escenario a puro chamamé, con los muchachos de Amboé. El grupo correntino oriundo de Goya renovó su romance con el público de Jesús María que se entusiasma con su innovador estilo litoraleño. Siguieron luego Gisela Santa Cruz, y Las Valijas, que precedieron el doble cierre de la agitada noche.
Fiesta riojana y santiagueña
Si el primer tramo había sido de los chicos con el show de Piñón Fijo, la segunda parte de la noche incluiría mucha harina y espuma loca con las chayas riojanas que trajo Sergio Galleguillo y el fervor que despertó en el público al que se le franqueó la puerta para que acceda al campo y disfrute desde allí el espectáculo. Galleguillo presentó varios temas de su último disco, De noche y albahaca, y se animó a meter una impresionante sesión de vientos al invitar a la Banda de Música de Gendarmería para hacer con ellos El camión de Germán, Sueño Contigo, y Niña Chay. Galleguillo mantuvo un humor excelente y contagioso a lo largo de su presentación, leyó carteles del público, saludó amigos, e invitó a la fiesta chayera de febrero en sus pagos en reiteradas oportunidades. Para los Ojos más Bellos, Luz de mis ojos, Solita y sola y un estruendoso bis con El camión de Germán coronaron una de las mejores presentaciones de este riojano que tuvo su primera oportunidad en Jesús María en 1999, en una noche lluviosa cuando compartió cartel con Soledad en tiempos en que la de Arequito batía todos los récords.
Minutos antes de las 3 y de que Raly Barrionuevo se despachara con más de una hora y media de canciones con acervo bien santiagueño, el cantor de Frías se refirió a la polémica de la noche, la de la irrupción de los militantes por los derechos de los animales y en contra de su maltrato: “Hay que dar espacio a debatir esto que está pasando porque hay un montón de chicos y chicas que tienen esa mirada. Creo que tenemos mucho que aprender de los animales. Venimos de una esencia criolla donde la doma en estos tiempos está distinta, no es lo mismo que antes, pero son temas que hay que charlarlos”. Para cuando actuó Barrionuevo, el frío había bajado desde las sierras chicas y eso provocó que mucha gente se retirara del anfiteatro, excepto los incondicionales jóvenes que vienen siguiendo su carrera.