"¡Qué gran película habrías hecho si no te hubieras equivocado tanto al elegir al protagonista!" La primera vez que Mike Nichols escuchó ese comentario a propósito de El graduado fue cuando, en 1967, poco después de completar el corte final de la película, les facilitó copias a conocidos del medio, que la vieron en las salas privadas de proyección de sus mansiones de Beverly Hills y llegaron a ese despistado veredicto común. El "error", se supone, era Dustin Hoffman, y estaba claro por qué. En el libro de Charles Webb en que estaba basado el film, a Benjamin Braddock, el joven protagonista, se lo describía alto, rubio, de ojos azules, lo que se esperaba de un galán. Como Robert Redford. Pero Nichols, que también a él le hizo una prueba, lo descartó; buscaba otra cosa: no el príncipe romántico modelo Hollywood, sino alguien con quien pudieran identificarse los jóvenes de la época, con sus inseguridades y sus interrogantes; un muchacho cualquiera, bajito, morocho, no especialmente atlético ni apuesto. Un desconocido. Como Dustin, a quien su tía Perla ya le había anticipado el sombrío vaticinio cuando se enteró de que pensaba dedicarse a la actuación: "No eres lo suficientemente buen mozo como para hacer carrera en el cine".
 
Lo demás ya se sabe. El graduado fue un éxito clamoroso y Hoffman, que obtuvo por ese trabajo su primera candidatura al Oscar, ganó al mismo tiempo la fama y el prestigio de un gran actor. Desde entonces inmortalizó una extensa serie de personajes, del Ratso Rizzo de Perdidos en la noche al periodista Carl Bernstein de Todos los hombres del presidente; del Pequeño Gran Hombre al autista de genio matemático de Rain Man; de Lenny a Tootsie . Pero hay un papel con el que soñaba desde hacía mucho, pero a diferencia de otros colegas de su generación como Redford, Pacino o Warren Beatty, no se había decidido a asumir hasta ahora: el de director. (Verdad a medias, es cierto, porque en 1978 inició un rodaje -el de Libertad condicional , que también lo tenía como protagonista- y pasado un tiempo lo dejó en otras manos, disconforme con los resultados que obtenía).
 
Él dice que fueron sus demonios los que le recomendaron que no se iniciara en la dirección ("es un tema que todavía no terminé de tratar con mi analista"), pero también dice que aunque hace mucho que lo tenía decidido, "a veces lleva cuarenta años ponerse en marcha".
 
El film, Quartet en el original y rebautizado entre nosotros Rigoletto en apuros, será estrenado hoy por Diamond Film y es la adaptación de una pieza de Ronald Harwood acerca de un elegante establecimiento de retiro para cantantes de ópera y músicos donde se prepara una gala en homenaje a Verdi en la que cuatro ex estrellas de la lírica intentarán recrear su versión, hoy legendaria, de Rigoletto . El elenco incluye a Maggie Smith, Tom Courtenay, Pauline Collins, Billy Connelly y Michael Gambon.
 
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Puesto a determinar dónde estuvo el origen del proyecto, Hoffman va bien atrás. "Tom Courtenay y Albert Finney, amigos desde el comienzo de sus carreras, conocieron a Harwood cuando hicieron la versión fílmica de su pieza El vestidor, que dirigió Peter Yates y Tom ya había estrenado en el teatro. Cuando le pregunté a Harwood sobre el origen de Quartet me habló de un maravilloso documental del suizo Daniel Schmidt titulado El beso de Tosca, que se refiere a la Casa Verdi, que el compositor italiano mandó construir en Milán sobre el fin de su vida para que sirviera de residencia a cantantes y músicos de ópera que por razones de edad ya no eran contratados. El documental recoge testimonios y recuerdos de los artistas ancianos que allí residían en la década de 1980. Les recomendé a los integrantes del elenco que lo vieran, pero me parece que no me hicieron caso."
 
En la pieza de Harwood, la residencia lleva el nombre de Thomas Beecham, el recordado maestro inglés. Y sólo los protagonistas son actores. La mayor parte del elenco lo integran artistas de la lírica ya retirados. "Fue una de las mejores ideas que tuvimos -ha dicho Hoffman- porque resultó para todos una extraordinaria experiencia ya que la médula de la película termina estando en el proceso de su realización. Nadie había golpeado a la puerta o llamado por teléfono a muchos de estos artistas, que habían sido de primera línea, y ahora, repentinamente se habían vuelto invisibles."
 
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La historia se centra en cuatro cantantes retirados; los interpretan Maggie Smith (78 años), Courtenay (75), Collins (72) y Connelly (70), que viven sus años altos en este hogar para músicos donde no faltan los dulces recuerdos de glorias pasadas, las memorias que se comparten y las amistades que perduran, pero tampoco las viejas rencillas que no se olvidan, además de los huesos que flaquean y los temperamentos que se irritan o se agrían con facilidad, y el fantasma de la senilidad, entre otras señales del paso del tiempo.
 
Maggie Smith, como una cantante de ópera retirada que se reencuentra con parte de su vida. Foto: Diamond
 
La última en llegar al lugar es la orgullosa diva que encarna Smith. Con ella se completa el cuarteto cuya versión de Rigoletto ha sido, en la ficción, tan modélica que aún sigue mereciendo reediciones. Es una coincidencia que invita a persuadirlos para que en la gala anual que suele hacerse en el hogar con el fin de recaudar fondos recreen una vez más el célebre cuarteto que es considerado una de las cumbres de la ópera y de la obra toda de Verdi. Y es la misión que se impone el ampuloso septuagenario que interpreta sir Michael Gambon.
 
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"Me gustó esta historia precisamente -ha dicho el debutante de 75 años- porque habla de intérpretes que aún están en condiciones de hacer aportes creativos, pero la sociedad los considera demasiado viejos."
 
El principal promotor del proyecto fue Courtenay, que hace ocho años convenció a Harwood de que adaptara a la pantalla su pieza, conocida en 1999. Pero no mucho más sucedió antes de que Hoffman se sumara a la empresa. Fue después de filmar en Inglaterra Last Chance Harvey, con Emma Thompson, en 2008. El director de fotografía era John de Boorman, que había trabajado con la productora Finola Dwyer y sugirió que el guión de Harwood sería un buen vehículo para que Dustin se iniciara en la dirección. Cuando él llegó, Maggie Smith y Courtenay ya estaban en el elenco, y ya habían desertado de él, temiendo que fuera un compromiso largo y difícil Albert Finney y Peter O'Toole, que enseguida decidió su retiro.
 
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Así que en términos de elenco, los únicos nombres que eligió el realizador fueron Pauline Collins y Billy Connolly. "Estaba en Los Ángeles trabajando y decidí hacer lo que no muchos directores hacen aunque deberían: preguntarles a los buenos actores a quiénes juzgarían apropiados para cubrir los papeles que aún no han sido adjudicados. Ellos lo saben mejor que nadie. Y Maggie no dudó un segundo en nombrar a Pauline. Yo no la conocía porque no había asistido a su Shirley Valentine , pero la vi en Conocerás al hombre de tus sueños y la encontré maravillosa haciendo el papel de la psíquica. En cuanto a Connolly lo recordaba muy bien de sus stand up shows.
 
Hoffman cambió el tono de Quartet con una simple y temprana decisión: trabajar con músicos, actores y cantantes de ópera verdaderos, retirados. Así que el director de casting los buscó por toda Inglaterra y distribuyó entre ellos papeles breves. "Era toda gente que estaba entre los setenta y los noventa, y ninguno había sido convocado por años. No podían creer lo que les ofrecíamos. Había que verlos cada mañana a las 6 o 7 listos para trabajar con entusiasmo doce o catorce horas. Ellos hicieron que este film se convirtiera en algo diferente de cualquier otro en el que yo haya estado antes. Fue lo más alentador."
 
Fuente: La Nación