El jefe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, aseguró ayer que no piensa renunciar a su cargo y les dijo a sus colaboradores que se prepara para mantener su gestión activa, frente a la presión del ministroAxel Kicillof, entre otros, para que renuncie.
"Yo no me voy a ir, y nadie me lo pidió. Pude convivir con varios ministros desde Lavagna hasta ahora, y no me voy a ir a menos que haya un fracaso en mi gestión", dijo anoche Echegaray a LA NACION.
Fuentes cercanas al funcionario, blanco de todas las críticas dentro y fuera del Gobierno, ratificaron que "Ricardo está tranquilo y no piensa dar un paso al costado", un gesto que Kicillof tratará de forzar, aunque sabe que no tiene el apoyo de la presidenta Cristina Kirchnerpara desplazarlo.
"Hoy [por ayer] fue de nuevo un día tranquilo, focalizados en la gestión y preparados para anunciar en poco tiempo algunas medidas de control", indicó la fuente oficial, con un tono que, de todos modos, reflejaba el desgaste interno registrado en los últimos días.
La fuente ratificó que la AFIP está preparada para ir a dar explicaciones al Congreso por el paquete antievasión III en sesiones extraordinarias a principios del mes próximo, aunque se haya caído de este plan la reforma en el impuesto a los bienes personales. "El resto de las cuestiones del plan siguen en pie", se indicó en el organismo fiscal.
De hecho, Echegaray había expresado a LA NACION el lunes último que había recibido instrucciones del Gobierno para asistir al Congreso con su equipo de colaboradores para defender esta iniciativa que, según las palabras de anteayer de Kicillof, fue descartada "terminantemente" por la Presidenta.
Por esta razón, ayer las fuentes insistieron en que la explicación que trascendió del Ministerio de Economía, que indicaba que Echegaray se había "cortado solo" al anunciar el cambio en Bienes Personales, "es absolutamente ilógica". Al respecto, precisaron que, como viceministro, Kicillof "estaba al tanto desde 2012 de estos planes", que, como lo aclaró el propio jefe de la AFIP, se venían conversando con Economía y con la Jefatura de Gabinete, que lidera el también cuestionado Jorge Capitanich.
"Ricardo es muy orgánico y no se corta solo nunca", dijo la fuente, pese a que en los últimos tiempos el jefe de la AFIP quedó en off side en varias situaciones, como el blanqueo de capitales y el aumento del recargo a las tarjetas del 20 al 35 por ciento, entre otras.
Pero lo que molestó dentro del Gobierno -y le sirvió a Kicillof para avanzar sobre él- fue la hiperactividad de anuncios del jefe de la AFIP del viernes y del lunes para tratar de correrse del escándalo generado por su polémico viaje a Brasil para pasar fin de año.
Por esta razón, en un gobierno que aparece desorientado con el régimen part-time de la Presidenta, algunos ministros del ala política también se animaban ayer en voz baja a decir que "Echegaray tiene que renunciar porque pasó el límite", mientras, curiosamente, defendían a Capitanich, a quien desautorizan en forma cotidiana.
En tanto, en Economía se sentían satisfechos por el daño provocado al jefe de la AFIP. "Ya está, ya pasó", dijo una fuente cercana al ministro, sin poder ocultar una sonrisa.
De ahora en más, Echegaray tratará de sacarle brillo a la cuestión internacional, en un contexto en el que la recaudación está ubicada por debajo de la inflación real y no puede repuntar dado que todos los analistas, oficialistas y críticos, plantean un escenario de estancamiento o recesión con alta inflación. Un informe del Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño indicó al respecto que la "desaceleración en la recta final deslució la recaudación de 2013".
Por eso, Echegaray espera confirmar para marzo su viaje a Berna, adonde irá acompañado por el subsecretario de Ingresos Públicos del Ministerio de Economía, Luis María Capellano, para cerrar el acuerdo de intercambio de datos fiscales con Suiza. El siguiente objetivo será tener en tres meses cerrado un convenio similar con Panamá, al menos en el plano técnico, tras haber revertido la cerrada negativa de ese país centroamericano a brindarle datos a la Argentina.