"A Moreno no le hacían esto. A Moreno le adelantaron u$s 4.000 millones a comienzos de 2012 y otro tanto en 2013. Nosotros fuimos con una propuesta más seria y racional, y nos fallaron. Esperaremos unas jornadas más, y después actuaremos en consecuencia". La frase, dicha por uno de los responsables actuales máximos de la conducción económica del país, muestra que el Gobierno está enojado con las cerealeras. Las acusa de no estar cumpliendo con el acuerdo de caballeros pactado el 12 de diciembre del año pasado, y por el cual los exportadores de commodities, especialmente soja, se comprometían a liquidar unos u$s 1.500 millones teóricamente retenidos de la cosecha del año pasado, antes que termine enero. Y según los datos oficiales, en lo que va de 2014, la liquidación de los exportadores llegó a los 75.055.836 dólares; mientras que desde el 30 de diciembre del año pasado alcanzó los 122.016.614 dólares. Según los cálculos del Ministerio de Economía, si se proyecta para enero este ritmo de pago de retenciones a las exportaciones o los adelantos comprometidos, la cifra definitiva no llegaría a los u$s 700 millones; menos de la mitad del compromiso asumido por las exportadoras ante el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el ministro Axel Kicillof y el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega.
En realidad, las empresas aún están a tiempo de cumplir con el compromiso, y acelerar la operación de la emisión de deuda por el monto que los exportadores liquiden hasta llegar a los u$s 1.500 millones, dinero que incluso las compañías podrían derivar en una sola operación o en pocas distribuidas durante el primer mes del año; o, previa autorización oficial, en algún momento de febrero. Sucede que este esquema no es el que buscaba la conducción económica, que esperaba (y según el funcionario así se había negociado) que se liquidara a un ritmo paulatino de unos u$s 400 o 500 millones semanales durante enero; situación que si se hubiera cumplido, habría ayudado al Central a sostener la política de achicar a un peso la brecha entre el dólar "blue" y el turista. En los últimos días hábiles esta estrategia se complicó y la diferencia se escapó a 1,6 peso (ver nota en pág. 3). Sucede que el Ejecutivo quería mostrar cómo diariamente la situación de las reservas se iba corrigiendo mientras se sostenía la devaluación del dólar oficial y el "blue" no se escapaba más allá de lo razonable. Esto no sucedió, y el Gobierno vio cómo nuevamente un efecto especulativo, para el oficialismo temporal, provocó que se escapara el "blue" de la barrera psicológica de los 10 pesos.
Para Economía, entonces, los culpables son las cerealeras exportadoras que no estarían cumpliendo con el plan de liquidar los u$s 1.500 millones retenidos de la cosecha anterior (según la visión oficial nunca reconocida por los sojeros), a cambio de la emisión de una Letra del Banco Central con una tasa del 3,65% anual en dólares más la devaluación desde el 12 de diciembre hasta junio. En el listado están Nidera, Dreyfus, Cargill, Noble, ADM, Topfer y Molinos, entre otras; que como explicación en off plantean una situación que se repite crónicamente a esta altura del año: según las exportadoras, el problema no está en ellas, sino en los propios sojeros que eligen "stockear" gran parte de su producción a la espera de una mejora en el tipo de cambio. Según esta visión, este sector sólo liquidaría para cubrir sus costos, proyectar la próxima campaña y obtener una ganancia mínima, mientras espera una mejora en el dólar oficial que le permita mayores rentabilidades. Ese dinero que descansa en las silobolsas representaría no menos de unos u$s 5.000 millones, de los cuales se deberían obtener los u$s 1.500 millones que el Gobierno espera de las cerealeras para sostener las reservas en el primer mes del año. Nada nuevo en realidad. Sólo la repetición de los conflictos que el sector tuvo con Guillermo Moreno en 2012 y 2013. Según los números de los privados, el año pasado las liquidaciones fueron de 23.208.541.446 dólares contra unos 23.069.014.717 de 2012.