Avanzó 30 centavos en la semana; lo adjudican a la demanda turística
La cotización del peso frente al resto de las divisas siguió retrocediendo ayer tanto en el mercado oficial como en el paralelo, aunque con marcadas diferencias en el ritmo de devaluación, que llegó al 0,16% diario en el primer caso, pero se disparó al 1,2% en el segundo.
La diferencia surge porque mientras el Banco Central (BCRA) intenta administrar el deslizamiento del tipo de cambio (ayer debió sacrificar unos US$ 80 millones de las reservas para evitar que el tipo de cambio mayorista se dispare algo más -cerró a $ 6,5540 tras haber tocado un máximo intradiario de $ 6,5620)-, el precio del paralelo queda a merced de una pulseada entre oferta y demanda, no exenta de la cuota especulativa que busca sacar provecho del desbalance entre una fuerza de mercado y la otra.
De hecho, los operadores adjudican el aumento de 12 centavos que el precio del paralelo registró en la jornada (y los 30 centavos que sumó el precio de venta en la semana) a la sostenida demanda de quienes necesitan moneda extranjera para afrontar gastos vacacionales en el exterior o sólo buscan preservar ahorros ante la aceleración en la caída del valor del peso.
"Esto sumado a la mayor liquidez de pesos por cuestiones estacionales, tomando en cuenta el pago de aguinaldo y adelantos vacacionales, presiona sobre los valores que se pactan en el mercado", consideró un cambista que cree que el valor del billete para este tipo de operaciones puede llegar a superar durante la semana próxima el máximo de $ 10,45 que alcanzara a inicios de mayo, aunque no descarta una reversión de la tendencia pasado el "pico" de demanda.
"Hay un marcado interés por el dólar y, por el contrario, una resistencia enorme del lado vendedor porque, ni con la suba de los últimos días, aparecen vendedores. Eso te da el aumento de precio que se vio en estos días y, supongo, se verá por algunas jornadas más", coincidió otro operador.
LA BRECHA VUELVE A AMPLIARSE
Con el nuevo salto registrado ayer la brecha abierta entre la cotización del dólar oficial y la del paralelo se amplió al 56%, en tanto que la registrada con el valor del dólar turista a $ 8,91 (que surge de sumarle al precio oficial el recargo impositivo del 35% y una comisión de cinco centavos promedio -que agregan los bancos-), quedó en $ 1,38 cerca del 16 por ciento.
A su vez, el paralelo acumuló en la semana un avance del 3%, al pasar los $ 9,99 que valía el viernes anterior a los $ 10,29 del cierre de ayer.
La depreciación de la moneda local en uno y otro mercado se registró en una jornada de estabilización o rebote general de las monedas emergentes frente al dólar, tras las fuertes pérdidas que había registrado anteayer. Por caso, mientras el peso chileno cerró ayer con una caída marginal del 0,04% frente al dólar estadounidense, el peso uruguayo se revaluó 0,3% o el real brasileño 0,7% frente a la misma moneda.
LA CORRIDA GLOBAL AL DÓLAR
Se trató de un respiro en la tendencia devaluacionista que las monedas emergentes vienen registrando frente al dólar desde que los inversores se convencieron que en Estados Unidos comenzó la etapa de reversión de la política monetaria ultralaxa que la autoridades de ese país aplicaron desde 2008 para ayudar a reactivar esa economía, con tasas inéditamente bajas y millonarias inyecciones de liquidez.
La reacción del mercado no se hizo esperar, de allí la paulatina tendencia al rebote que exhibe el dólar a nivel mundial (la que se aceleró en las últimas semanas) acompañada por un reacomodamiento al alza de las tasas de interés bien reflejada en el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años: estaba en el 1,7% anual hasta comienzos de mayo y ahora ya ronda el 3% anual.
Esa mejora en la retribución para este tipo de inversiones castiga al riesgo emergente, en general, a los precios de los commodities y a las monedas de los países en desarrollo, en particular.