El empresario Lázaro Báez montó una operatoria por al menos $ 12,7 millones para engordar los ingresos de la firma gerenciadora Valle Mitre y cubrir de ese modo los pagos que debió realizar al matrimonio de los Kirchner por la contratación de sus hoteles durante 2010.
La operatoria se basó en el armado de un paquete de "proyectos" turísticos, algunos de los cuales jamás se concretaron. Pero aun así Báez contrató y le pagó durante meses cifras millonarias a Valle Mitre para de ese modo aumentar su caudal de fondos. Estos datos surgen de los documentos contables de sus empresas a los que accedió LA NACION, que los analizó junto con seis expertos contables, financieros y antilavado.
Durante los meses de temporada baja, en particular, el empresario patagónico debió recurrir a esos "proyectos" porque los ingresos que Valle Mitre podía adjudicar a los hoteles Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea ya habían llegado a un punto que de ampliarse hubieran resultado difíciles de justificar.
Valle Mitre, sin embargo, no fue la única gerenciadora de hoteles con sus números en rojo por el monto acordado con Kirchner por los alquileres . Lo mismo le ocurrió al empresario Juan Carlos Relats al administrar Los Sauces a cambio de US$ 105.000 por mes. Pero el recientemente fallecido dueño del hotel Panamericano de Buenos Aires negoció luego una reducción de ese canon mensual.
Báez optó, por el contrario, por acudir a Austral Construcciones. Así, la constructora asumió un triple rol. Firmó uno de los convenios confidenciales y retroactivos para pagar habitaciones en el Alto Calafate aunque sus empleados no las usaran. También se encargó de cubrir los pagos de las restantes seis firmas del empresario que firmaron esos mismos acuerdos. Además aportó los millones necesarios para financiar los supuestos "proyectos" con Valle Mitre.
La nave insignia del Grupo Báez asumió entonces un rol protagónico a través de dos rubros de Valle Mitre, "precompra" y "proyectos", tal como aparecen en las planillas internas contables. A través de ambos, comenzaron los desembolsos por millones de pesos con descripciones como "estudios de factibilidad", y "de posicionamiento", "sondeos" y "asesorías", entre otros.
De ese modo, algunos proyectos reales para desarrollar nuevas actividades turísticas se mezclaron con otros proyectos que serían inexistentes y, de acuerdo con el cruzamiento de los registros contables, presuntas facturas apócrifas.
Uno de esos "proyectos" se centró en el Hotel Bahía Calafate, un suntuoso edificio que construyó Austral Construcciones sobre la avenida principal de El Calafate, con vista al lago Argentino. Pero, según los registros contables, Báez contrató a Valle Mitre para su supuesta "intervención en asesoría de obra (chino)" (sic) y un "estudio de factibilidad y análisis de proyecto".
Báez también le pagó a Valle Mitre por un "estudio de posicionamiento y comercialización" del Bahía Calafate. Y por la "confección de manuales de operación" y la "gestión integral de compra de equipamiento". Por todo eso, y sólo durante 2010, le giró $ 1,6 millones a la gerenciadora. Pero tres años después el hotel sigue sin abrir sus puertas.
Dos de las estancias de Báez -Río Bote y Cruz Aike- también figuran entre los emprendimientos "turísticos" de los que Valle Mitre obtuvo fondeo. Cada estancia pagó por un "proyecto de pesca" y "servicios gastronómicos", y por un "sondeo de producto en Europa". Entre ambas demandaron un piso de $ 3,1 millones durante 2010. Ambas estancias, sin embargo, serán inundadas en parte con las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, a cambio de una indemnización. Báez dijo que donaría ese dinero a escuelas.
Otro de los proyectos fue La Usina, en alusión al comedor de campo ubicado a 40 kilómetros de El Calafate y a 30 kilómetros del glaciar Perito Moreno. Valle Mitre acumuló ingresos por $ 1,9 millones por proyectos "turísticos", "de pesca", "gastronomito" [sic] y "cabañas", y un "estudio impacto ambiental y factibilidad" de ese emprendimiento. Pero con particularidades. En observaciones consignó que todo debía anotarse "con fecha 2009". Y, hoy, La Usina ya está cerrada.
La compleja operatoria contó, según reconstruyó LA NACION, con el aporte de un equipo contable. Proyectó cuál sería la incidencia impositiva que tendría un depósito o transferencia bancaria en las cuentas de Valle Mitre. Trabajó para eso con dos hipótesis. Una por $ 8,5 millones y otra por $ 12,7 millones, según consta en la planilla de Excel identificada como "Análisis de incidencia económico-financiero alquileres".
La relevancia de ese documento es evidente. Por un lado, si no fue una proyección sino un cálculo en tiempo real, ¿para qué se elaboraron dos escenarios distintos, por $ 8,5 millones y por $ 12,7 millones? Y si se trató de una proyección, ¿cómo fue posible que la más elevada coincidiera con el monto exacto que arrojarían al cabo de 12 meses las más de 100 facturas que mediaron con Austral Construcciones a lo largo de todo ese año?
Al final, Valle Mitre recurrió al escenario más elevado, que le permitió cubrir los pagos preacordados con el ex presidente. De ese modo, combinada esa inyección de fondos desde Austral Construcciones con la facturación que Valle Mitre registró por sus operaciones de los tres hoteles y el restaurante La Usina, la gerenciadora llegó a los $ 24 millones que necesitó para cubrir sus gastos fijos, pagarle a Kirchner por sus hoteles y su operatoria habitual.