El ocho de enero de 2005 una vieja discusión de un grupo de habitantes de Loreto, motivó la disparatada prueba de tratar de cocinar un huevo en el piso. Debido al gran calor reinante, el experimento se repitió este miércoles nuevamente cuando el termómetro llegó a marcar 55 grados y ante la presencia de sorprendidos turistas el producto avícola comenzó a cocinarse al sol hasta quedar totalmente cocido.
El calor era agobiante. A las 14 los equipos de aire acondicionados no daban abasto, las calles se encontraban casi completamente vacías, salvo algunos habitantes de la “Ciudad del Rosquete” recorrían sus calles en busca de hielo o algo fresco para mitigar el calor.
El termómetro de la farmacia Loreto marcaba 49 grados (a la sombra). Ese dato disparó la idea de repetir la particular experiencia gastronómica. Fue entonces que se convocó a Claudia Maldonado, quien hace ocho años trabajaba en el bar de la estación de servicios Shell, y hoy es docente de la escuela Francisco Narciso Laprida Nº 29 de la capital de la provincia.
Nuevamente se sacó un huevo de la heladera y, sin ningún preparativo previo, Claudia lo colocó en la boca de descarga de combustibles de la mencionada estación de servicio. El calor en ese momento era sofocante, se colocó un termómetro junto al huevo y la columna rojiza del mismo en pocos segundos llegó hasta los 50 grados y se extendió hasta donde era posible.
En los primeros minutos se pensaba que la prueba fracasaría, pero en cuanto el huevo perdió el frío que le dio la heladera, comenzó a hervir, primero la parte acuosa de la clara y unos minutos después la yema comenzó también a hervir, ante la mirada incrédula de los turistas, que al observar el fenómeno decidían prolongar su parada unos minutos más.
“Si no lo estuviera viendo en vivo y en directo esto no lo creía, es increíble como está hirviendo la yema y la clara del huevo, el calor que está haciendo es en verdad insoportable”, reflexionó un visitante.
A medida que los minutos pasaban el producto de granja terminaba su cocción y comenzaron las opiniones de los presentes: “Esto hace unos años, digo en tiempos de mi niñez, nunca me lo hubiera imaginado, pero en la actualidad, mas allá de la sorpresa que causa ver cómo el huevo se cocina en el piso, creo que tenemos qué reflexionar qué estamos haciendo los hombres con el planeta, porque estos calores, sequías, no son cosas de Dios, las provocamos nosotros mismos, aunque después le rogamos a Dios que nos salve”, indicó “Piri” Leguizamón integrante de las Sacha guitarras Atamisqueñas.
A los 20 minutos de comenzar la experiencia comenzó a soplar un viento del cuadrante norte, haciendo que la cocción se retrasara unos minutos más, ya que el huevo se terminó de cocinar a los 74 minutos después de haber sido colocado en el suelo. Cabe recordar que en la experiencia realizada en el 2005 el huevo se cocinó a los 90 minutos.