Tanto los debates en los talleres como la multitudinaria movilización, que recorrió las calles jujeñas, expresaron la resistencia al modelo de extrema derecha que encarna el presidente Javier Milei.

La lucha en defensa de la universidad pública también estuvo presente, así como contra las políticas de ajuste que recortan derechos y despiden trabajadores y trabajadoras.

Pero también se apoyó la larga pelea de las comunidades originarias que resisten el avance de la explotación minera del litio en zonas como las Salinas Grandes y la Laguna de Guayatayoc.

Y como pasa en todos los encuentros, se denunciaron las violencias contra las mujeres y las diversidades, cuya máxima expresión son los femicidios y transfemicidios. Esta vez se incluyó también el concepto de lesbicidio por las compañeras asesinadas en Barracas, cuya única sobreviviente está internada en el Hospital Laura Bonaparte que el Gobierno intentó cerrar.

Poco antes de que se iniciara la marcha se conoció la noticia de un nuevo femicidio en Jujuy: una mujer de 65 años de edad fue asesinada por su ex pareja.

“Con las compañeras y compañeres discutimos qué es lo que queremos para nuestro país. Este es un encuentro para discutir el hambre, qué nos pasa a las mujeres y diversidades frente a un Gobierno cuya principal política es la crueldad y que sobre todo lo padecemos las mujeres. Por eso le decimos no a un índice de pobreza que nunca hemos visto en nuestro país, llegando al 52,9%, y un nivel de indigencia del 18%, mientras son las compañeras las que ponen el cuerpo en el territorio y en los barrios. Queremos discutir todo eso, como también remarcar la importancia de la unidad del movimiento obrero, que para nosotras hoy es clave para ponerle un freno al Gobierno de Milei”, fue uno de los mensajes escuchados en el multidinario encuentro.