Tras quedar en el umbral de La Moneda en la primera vuelta de noviembre, la expresidenta Michelle Bachelet busca ganar hoy con contundencia el balotaje para seguir haciendo historia. Evelyn Matthei dice confiar en una sorpresa impensada en las urnas.
Más de 13,5 millones de chilenos están llamados a elegir hoy, en segunda vuelta, a la presidenta de su país, poblado por 17,62 millones de habitantes.
Será la primera vez en la historia chilena que el balotaje presidencial es animado por dos mujeres. Michelle Bachelet, candidata de la coalición opositora Nueva Mayoría, presidenta entre 2006 y 2010, quien se retiró con más de un 80 por ciento de popularidad y se impuso de modo contundente, pero insuficiente, en el primer turno del 17 de noviembre, es la favorita de todos los sondeos y analistas.
Evelyn Matthei, abanderada de la derecha oficialista nucleada en la Alianza, exministra de Trabajo y quien quedó casi 22 puntos por debajo de su contrincante hace cuatro semanas, alega que las encuestadoras se equivocaron ese domingo y pueden volver a hacerlo hoy.
Para ambas, un desafío extra será el de contrarrestar la abstención, que en primera vuelta superó al 50 por ciento y que, históricamente, ha sido mayor en los balotajes chilenos.
Bachelet instó a participar hoy con el lema de construir un Chile más justo e inclusivo para todos y aspira a una victoria contundente que avale sus promesas de “cambio responsable”. Entre esas promesas están una reforma tributaria con la cual apuntalar cambios en materia de salud y en una “educación universal y sin lucro”. También la elaboración de una Constitución en reemplazo de la actual, pergeñada en 1980, en plena dictadura de Augusto Pinochet, y la eliminación de vestigios de los años de plomo, como el sistema binominal.
Si Bachelet vence hoy, habrá vuelto a hacer historia al convertirse en la primera presidenta en ser reelegida desde el retorno de la democracia, en 1990, y la primera mandataria del país que finaliza su mandato y es designada para otro.
Esta médica de 62 años, que dejó hace nueve meses su puesto de directora de ONU Mujeres, emergió como figura política cuando el presidente Ricardo Lagos, socialista como ella, la nombró ministra de Salud en 2000 y luego la convirtió en la primera ministra de Defensa de la historia chilena en 2002.
Su carisma y fenómeno político excede hoy a los desgastados viejos partidos que integraron la Concertación, y a sus socios recientes de Nueva Mayoría, comunistas o independientes de izquierda. Por ello hay quienes hablan de un “bacheletismo”, que podría ser parido esta noche con más o menos energía, según sean los números finales de la votación.
Segunda oportunidad
Del otro lado del imaginario cuadrilátero, Matthei desafía con dar el batacazo, tras salvarse por poco de un bochornoso nocaut en el primer round.
Consciente de los números en su contra, la primera candidata presidencial de una derecha cuyas fisuras prometen ampliarse en caso de resultado negativo en las urnas mostró una faceta más agresiva y conservadora hacia el balotaje.
En los debates en los que se cruzó con Bachelet endilgó a la exmandataria sus traspiés en la instrumentación del nuevo sistema de transporte de la capital (Transantiago), los días de agitación escolar (con los pingüinos) que antecedieron a las marchas estudiantiles contra Sebastián Piñera o supuestas responsabilidades que le cupieron tras el terremoto y posterior tsunami de inicios de 2010.
Para apuntalar un voto duro, Matthei dijo que priorizaría a la clase media, que para mejorar la educación no se debe cambiar la Constitución, que un sistema gratuito supondría dilapidar 3.500 millones de dólares y que, en caso de ser elegida, en su gobierno no hará nada que esté en contra de la Biblia.
Esta última frase, vertida en un evento de evangélicos, apuntó a mostrarse como contracara de una Bachelet identificada como agnóstica, partidaria del matrimonio igualitario y tolerante con determinadas causales para aceptar el aborto.
Las historias de Bachelet y Matthei se entrelazan. Ambas son hijas de generales de la fuerza aérea que llegaron a ser amigos entre sí. Sólo que el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 dividió sus destinos. El padre de Bachelet fue preso y torturado por su lealtad a Salvador Allende. Murió tras padecer la represión pinochetista que también alcanzó a su mujer y su hija. El padre de Matthei se sumó a los golpistas y llegó a integrar la junta militar, aunque fue el primero en aceptar el triunfo del “No” a la continuidad de Pinochet en el plebiscito de 1988, en el que su hija Evelyn votó por el “Sí”.
Entre estas dos mujeres y sus visiones están llamados a elegir los chilenos.
La gran favorita
Michelle Bachelet. Esta médica cirujana de 62 años busca un segundo mandato presidencial. Representa a la oposición de centroizquierda y al Partido Comunista, agrupados en el pacto electoral Nueva Mayoría. Estuvo dos semanas detenida durante la dictadura y vivió su exilio de cuatro años en la Alemania comunista. En 2002 asumió como ministra de Defensa y luego se convirtió en la primera presidenta de Chile (2006- 2010). No cambió su equipo de campaña tras la primera vuelta. “Equipo que gana sigue jugando”, afirmó.
Casi sin buscarlo
Evelyn Matthei. Esta economista de 60 años se convirtió en la candidata oficialista sin buscarlo, porque fue la tercera alternativa a la que acudió su partido, la Unión Demócrata Independiente. Es la primera mujer de la derecha chilena en ser candidata a la presidencia. Madre de tres hijos, viene de desarrollar una intensa actividad en el Ministerio de Trabajo, cargo que dejó para abocarse a la candidatura. Tras la primera vuelta cambió su equipo de campaña para “darle protagonismo a una nueva generación de centroderecha”. (Fuente:lanación.com)