Hablamos de una de las formas más poderosas (y a veces olvidada) de la comunicación: el lenguaje no verbal. 

Como cada jueves, Mercedes Magnano, Cecilia Borghi, Manuela Barberá y Sofía Italiano, reflexionan sobre buenas prácticas comunicacionales para beneficio de todos.

La comunicación no verbal es una de las facetas más genuinas e involuntarias de la comunicación. Nuestros gestos con las manos, el tono de la voz, la postura corporal, la orientación de la mirada, la vestimenta (y mucho más). Todo “habla” de nosotros. 

Cortito y al pié: abarca todo aquello que como seres humanos trasmitimos sin decir (o escribir) palabras. 

Ahora bien: decodificar qué nos quiere decir o transmitir alguien cara a cara puede ser bastante sencillo (según nuestros recursos) pero la cosa cambia mucho con la comunicación es asincrónica. Esto es habitual; no estamos en el mismo lugar, al mismo tiempo y crecen las malas interpretaciones y ambigüedades. 

¿Y qué pasa con nuestros gestos en la  virtualidad?
Manito para arriba o para abajo, carita con ojos de corazón o triste… contamos con toda una batería de emojis para “decir sin decir” algo que pensamos o sentimos.
Pero ¿son claros? ¿significan lo mismo para todos? ¿o estamos ante un aporte más a la confusión general?.

Sea cual sea el contexto hay tips que no fallan: tomarnos un tiempo para responder, practicar la escucha activa, ser empáticos, practicar la comunicación asertiva. 
Ya que (nunca está de más recordarlo):“la forma en que nos comunicamos, con los otros y con nosotros mismos, determina la calidad de nuestras vidas”.