Allegados aseguran que "no estaba en los saqueos", sino que lo habían "llamado para traer cosas". Le apuntan a la Policía.
Javier Alejandro Rodríguez tenía 20 años y murió de un balazo en el tórax en Ciudad Evita. El caso es investigado por la fiscal Adriana Abad y las causas de su muerte aún no son claras.
Esta mañana los restos de Javier eran velados. Los allegados al joven aseguran que no estaba robando. Según el relato de la hermana de Eduardo, el joven que llevaba a Javier en una moto, el disparo provino "desde un auto" cuando cruzaban un campito. El chico fue derivado de un centro asistencial del barrio e ingresó ya fallecido al Hospital San Roque.
"A ellos los llamaron para que fueran a ayudar, la moto ni siquiera era de ellos, y de repente escuchan que gritan la policía, la policía, y recibieron los disparos. A Javier lo llevaron al dispensario para que lo atendieran", dijo la chica a radio Mitre Córdoba.
Ante la consulta sobre si estaban "saqueando", la joven respondió: "Mi hermano me dice que no".
"Me dijo que los llamaron para que los ayudaran a traer cosas que estaban saqueando. Dice mi hermano que vio un auto y que alguien de camisa celeste baja la ventana y comienza a disparar. Aparentemente era policía", agrega la joven, quien dijo que su hermano declaró ante la Policía.
Balas de plomo
Graciela madre del joven que conducia la motocicleta, cargó contra la Policía. En diálogo con Radio Nacional Córdoba, la mujer declaró: "Vineron estas personas, vinieron a matar".
"No tiraron balas de gomas tiraron balas de plomo y me consta porque mi hijo tiene uno de esos plomos alojados entre el omoplato y la pleura del pulmón y dos balas más que le quebraron el pie, el tobillo y el peroné", sostuvo la mujer.
Al parecer a Javier le entró una bala, supuestamente 9 milímetros, por la espalda, le salió por el pecho y le pegó a Eduardo, a quien le quedó alojada cerca del pulmón.
"Mi hijo es deportista tiene una actividad social dentro del barrio donde contiene a chicos de la clase '96 y '97. Los lleva a correr al parque, les enseña a jugar el fútbol, están bien posicionados en una liga barrial. Tiene 22 años, está en pareja y tiene una hijita de siete meses", sostuvo.
Graciela contó que su hijo recibió una mala atención en el dispensario zonal. "Le hicieron una curación como curate y ándate".
"Estoy sufriendo en carne viva lo que ha pasado cuando veía a mis vecinos cargados con mercadería. Acá no se robaron televisores ni motos, ni nada, porque no tenemos nada cerca, estamos fuera de anillo de Circunvalación", añadió.
"Se perdió esta joven vida, un conocido de toda la vida de mis hijos", agregó.
"Nos catalogaron de ciudad para que sepan que somos los negros de la villa. Les dimos una casa pero van a seguir siendo siempre los negros de la villa. Estamos catalogados los negros de la ciudades", añadió.
Redacción LAVOZ.com.ar