El Tribunal Superior de Justicia (STJ) de Río Negro definió que el uso de emojis en las comunicaciones digitales no es un signo inequívoco que exteriorice una manifestación de voluntad. Fue ante el caso de un empleado que consideró que sus nueve faltas estaban justificadas porque la empresa respondió con el clásico pulgar hacia arriba en WhatsApp.

En diálogo con La Vuelta del Perro, Emilio Andruet, juez de la cámara segunda del crimen de Río Cuarto, señaló que "la proliferación de estos usos en redes sociales ha generado un lenguaje nuevo. Ahora todo el mundo se maneja por Whatsapp. El problema es cuando uno pretende hacerlo valer judicialmente". 

A su vez, explicó que "en el derecho penal todo vale como prueba, pero a esto deberíamos tomarlo como prueba indiciaria", es decir, "debe ser respaldado por otros medios de prueba para poder dar credibilidad a eso". "Lo de los emojis es problemático porque cada persona le da un valor a un emoji distinto al otro. Es una cuestión subjetiva", agregó.

Para Andruet, el empresario lo tomó como que recibió su mensaje pero no le dio la anuencia al contenido que el emisor le otorgó a ese mensaje. "Por eso la Corte dijo que un elemento solo, suelto, no es elemento de prueba. Un emoji solo no significa nada. Si eso lo puede corroborar con otros elementos de prueba podría ser que lo tenga en cuenta. Hay que reunir varios indicios para llegar a una conclusión", finalizó el juez.
 

Entrevista: Marcelo Arbillaga, Vanesa Piccato y Julián Colombo.
Producción: Florencia Igarza.