Desde Güemes, Salta, logró concretar un sueño y recibirse de Arquitecto en la UNSAM. Su historia se volvió viral gracias a la foto con su mamá donde se refleja la emoción del momento en el abrazo de una mujer luchadora, con sus rasgos típicos de aquella región del país.

“Desde que tengo memoria, la recuerdo como una señora que siempre me habló de una manera muy clara de nuestra realidad y sobre la importancia de luchar para salir adelante”, dijo en Gente Necesaria, Alejandro Montero. En Güemes, esta mamá soltera, ha trabajado en el campo, realizando la cosecha y plantación de verduras, del tabaco y también se desempeñó como empleada doméstica.

Alejandro recordó el momento en el que le comunicó a su mamá que se iría a Buenos Aires a estudiar una carrera terciaria. 
 
“De niño es inevitable compararse con tus compañeros. Yo veía que ellos tenían papás profesionales y mi mamá era muy humilde. No tenía quien le hiciera la casa y mejorará nuestras condiciones de vida”, dijo. Por eso quiso ser Arquitecto, para hacerle la casa a su mamá, la que ella siempre soñó y el cursado en la Escuela Técnica fue su gran impulso.
 
Alejandro primero se recibió de Radiologo, con ello comenzó a trabajar y luego inició la carrera de Arquitecto, a la cual finalizó en siete años. Sin embargo este camino no fue fácil porque casi bajo los brazos hasta que encontró una universidad pública, gratuita donde estudiar la carrera. “Mi mamá ya estaba contenta con el título de Radiología porque me había recibido de un terciario”, recordó.

Señaló que si bien tenía que estudiar y trabajar, pudo aprovechar la juventud del momento para dormir tres horas por día.

Por otra parte, una vez recibido recordó sus primeros pasos como profesional donde aseguró que incorporarse al mundo del trabajo sin contactos es muy difícil. En su caso, los primeros fueron en la misma Universidad. “Prometí que si no podía recibirme y trabajar de lo que había estudiado, me volvía con mi mama a Salta porque se extraña mucho”, añadió.

Dijo que sus docentes, amigos y colegas siempre lo incentivaron y confiaron en su capacidad.

Respecto al momento previo a recibirse, dijo que cuando le aprobaron el trabajo final, llamó a su mamá para que se preparara para viajar a Buenos Aires porque su presencia en el examen final era fundamental, momento en el que vivieron una emoción desbordada.

“A mi mamá le costó durante toda la carrera decir que tenía un hijo en la Universidad, porque no sabíamos si lo íbamos a lograr por lo económico. Desde que me recibí, su casa se encuentra todos los días llena de nuestra gente que festeja y comparte nuestra alegría”, dijo.

Amigos, familia, compañeros de la primaria y secundaria celebraron la recibida de Alejandro porque sin duda este hecho representa el logro de toda una comunidad, que atraviesa un sin fin de dificultades económicas y postergación de sueños por concretar.

“Estas cosas ponen en valor a las personas que tienes al lado, que te acompañan y ayudan para lograr este ascenso social luego de tanto esfuerzo”, concluyó.