La Cámara Federal confirmó los procesamientos de varios implicados, entre ellos padre e hijo y una familia.
A los investigadores comenzaron a inquietarles las reiteradas referencias a "Padrino" en una pesquisa por narcotráfico en Río Cuarto. Las escuchas y las investigaciones posteriores terminaron por ponerle rostro y nombre: José Miguel Pozo Galaz.
Su vinculación con Gabriel Alejandro Olmedo, capturado in fraganti con 78 kilos de marihuana en su camión, permitió al fiscal federal de Río Cuarto, Rodolfo Cabanillas, hilvanar una serie de conexiones y posibles negociaciones por droga entre ambos. Las redes sociales jugaron un papel esencial para reafirmar la relación. según los investigadores.
En las investigaciones. Pozo Galaz mencionó a Olmedo que había grandes sumas de dinero y la calidad de las drogas, como también su inserción en el ambiente y la importancia de llevar adelante las maniobras de "buena" forma, para generar mayor clientela.
La narcobanda y los roles
Entre septiembre de 2021 y noviembre de 2022, "Padrino" Pozo Galaz habría participado activamente en las operatorias de la banda narcocriminal integrada por 12 involucrados en total, que habría liderado Olmedo desde las sombras.
Las sospechas sobre el presunto jefe narco comenzaron cuando inesperadamente dejaron un sobre sin remitente en las escaleras de la Fiscalía Federal de Río Cuarto, en septiembre de 2021. La carta llevaba escrita una sola palabra en el frente: "Denuncia".
En su interior el mensaje era específico: “Quiero denunciar a una persona que en el barrio trae mucha droga: le dicen ‘el Tarta’ y creo que se llama Ariel o Gabriel. Nadie hace nada. El loco trabaja de camionero para una empresa y aprovecha eso para traer droga (…) Vive con una mujer y con la mamá de ella…”
El misterioso “Gabriel” no habría sido otro que el propio Olmedo. El supuesto mandamás habría orquestado viajes al norte del país para comprar grandes cantidades de marihuana (entre 300 y 400 kilos), para luego “bajarlas” a Río Cuarto para su distribución y venta tanto allí como en localidades cercanas a la ciudad de Córdoba. En el reparto, “Padrino” habría recibido unos 100 kilos del total que habría movilizado Olmedo hacia suelo cordobés.
Olmedo habría digitado el funcionamiento del andamiaje narco alrededor de su familia: Leyla Elizabeth Torres (pareja de Olmedo) se habría encargado de repartir las drogas. Ramón Francisco Andrada (padrastro de Olmedo) habría administrado la “caja” (ganancias). Y el hermanastro de Olmedo, Leandro Ezequiel Andrada, habría almacenado y distribuido los estupefacientes. Cerrando el círculo más íntimo, Mónica Gabriela Vera (madre de Olmedo) habría atesorado las ganancias.
“PADRINO”, “MONO” Y “RATA”
En paralelo, Mirian Edith Falcón y Carlos Alfredo Agüero habrían sido los acopiadores de las sustancias, y Diego Adrián Capiello e Iván Claudio Capiello se habrían ocupado de venderlas. El rol de “Padrino”, un herrero chileno de 60 años, habría consistido en adquirir la marihuana a Olmedo.
Las operaciones las habría cerrado “Padrino” por teléfono desde su silla de ruedas (es lisiado desde los 4 años), afincado en su propiedad de Villa Revol, en la zona sur de la Capital provincial.
Las negociaciones sobre precios y calidad habrían incluido la entrega de paquetes por parte de Olmedo en una estación de servicio, a cambio de una transferencia bancaria. El tipo de vínculo que habrían revelado las comunicaciones habría sido tal que “Padrino” se refería a Olmedo como su “ahijado”.
Los investigadores determinaron que Pozo Galaz mantenía contacto estrecho no sólo con Olmedo sino también con otros dos sospechosos: Ramón Andrada y Rodolfo Enrique “Rata” Baigorria.
Este último habría estado a cargo del acopio de drogas, reparto y recaudación de las ganancias. “Yo saco el kilo, pero te respeto el precio, porque si no, tengo que subirte”, le dijo “Padrino”. “Y es peor, porque si te agrego los cuatro mil por kilo, en 10 kilos son 40 mil. En vez, te conviene toda la vida vender el ‘ladrillo’ a 25 y no perder los 40, huevón”, dijo, con acento chileno.
La detención de Olmedo y los allanamientos en Río Cuarto y otras localidades terminaron por robustecer los elementos probatorios de la causa. Se incautaron más de un millón de pesos, autos, motos, “ladrillos” de marihuana y plantas de Cannabis sativa.
En la casa de “Padrino”, hallaron droga que habría comercializado con la ayuda de su hijo, José Augusto “Mono” Pozo López. El joven (21) no sólo habría vendido las sustancias, sino adoptado un rol más amplio a partir de la distribución e, incluso, la recaudación. Tanto él como “Rata” Baigorria habrían coordinado las operatorias.
Los investigadores ubicaron a Leandro Andrada (hermanastro de Olmedo) como una pieza importante en la banda. Habría movido la droga, además de venderla y guardarla en su casa en Río Cuarto. La comercialización no sólo la habría realizado en su domicilio, sino bajo la modalidad delivery en vehículos particulares. Le encontraron $ 365 mil y un “ladrillo” de marihuana.
El rol de Paola Silvia Andrada habría implicado la tenencia con fines de comercialización. En su casa de Río Cuarto, le secuestraron más de 150 gramos de picadura de marihuana, casi 10 gramos de cocaína, armas de fuego, municiones, dinero y una balanza digital.
La mujer se excusó que era drogadicta; sólo compradora, no vendedora, y que sus ganancias provenían de lo que rendía su quiosco con la sala de pool y metegol.
Sin embargo, las escuchas permitieron al fiscal establecer un vínculo con Iván Capiello, otro de los procesados. La hipótesis es que ella habría guardado los estupefacientes que Capiello le habría entregado.
La sospechosa fue procesada por el juez federal de Río Cuarto, Carlos Ochoa, y en julio la Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones lo confirmó.
Esta semana, los camaristas también avalaron los procesamientos de “Padrino” Pozo Galaz (como presunto partícipe necesario de organización y financiamiento de actividades narco y como coautor de tenencia con fines de venta gravada); su hijo, “Mono” Pozo López (por tenencia para comercialización agravada), y Leandro Andrada (como partícipe necesario de organización y financiamiento de maniobras de narcotráfico y tenencia para venta).