El modo en que un cocodrilo aguarda y caza a sus presas es una danza letal y elegante que tiene lugar en estático. Maestros del sigilo y el acecho, y cargados de una paciencia infinita, los cocodrilos se mantienen inmóviles en el agua observando cada movimiento en rededor en busca de su potencial presa.
Esta cualidad es precisamente la que demuestra esta imagen tomada por fotógrafo Tanto Yensen, en Tangerang, Java, donde la ausencia de todo movimiento en el agua es la responsable del efecto espejo que podemos apreciar. 

De encontrar un objetivo, este cocodrilo se desplazará con la delicadeza de un bailarín: con sus ojos fijos y atentos en su presa hasta el último instante, la cual, por lo general, permanecerá completamente ajena a su presencia, su cuerpo se deslizará suavemente por el agua sin hacer un solo ruido que pueda alertarla.
Llegado el momento preciso, con una explosividad súbita, el cocodrilo se abalanzará sobre su víctima con un movimiento calculado hasta el extremo. Con un poco de suerte, en tan solo un instante, la lucha habrá terminado y el cocodrilo habrá conseguido su alimento gracias una estrategia perfeccionada durante millones de años de evolución. 

National Geographic