Mientras estudiaba en Stanford, Lucas Roitman armó una start-up de drones con inteligencia artificial que llamó la atención de la empresa de la manzanita.
A Lucas Roitman le apasiona la tecnología desde que tiene uso de razón: “Siempre estuve interesado en crear, construir e inventar distintos productos. Desde chico me atrapaba en el diseño industrial, la ingeniería, la ciencia y las innovaciones”.
El muchacho argentino, que a los 11 años diseñó un videojuego que se volvió viral, a los 14 creó un software de realidad aumentada que revolucionó el ecosistema digital, y con menos de 20 años consiguió una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad de Stanford, es actualmente uno de los emprendedores multimillonarios más jóvenes y reconocidos en el mundo de la tecnología, lidera investigaciones sobre desarrollos en inteligencia artificial y trabaja en la principal empresa de innovación del planeta: Apple.
En diálogo con TN Tecno, Roitman confesó que el llamado de la firma creada por Steve Jobs lo sorprendió: “Honestamente fue bastante inesperado. Ya había recibido ofertas y llamados de interés de otras compañías, pero como Apple es la más grande del mundo, no pensé que se fueran a interesar tan repentinamente. Creo, personalmente, que las cosas suelen pasar así. En general no se ven venir”.
Lucas creció en el barrio capitalino de Belgrano. Desde muy pequeño, guiado por su pasión por el mundo digital, comenzó a desarrollar proyectos tecnológicos. Se convirtió en medallista internacional en las Olimpiadas de Informática y, con tan solo 11 años, creó Tráfico de armas, un videogame que fue subido a varias webs y que tuvo versiones en inglés y ruso: “Me gustaba jugar con Legos o con títulos de construcción, estilo Los Sims. Pero también usaba la computadora para experimentar con programas creativos de diseño como Photoshop o PowerPoint”.
“Con esos programas encontré formas, un poco rebuscadas, de crear animaciones, como dibujos animados. Cuando mis padres vieron mi interés en la programación, contactaron a un estudiante universitario con experiencia en Flash y en el área de programación para que me enseñara. Esta persona también me mostró lo básico de programación web en HTML y PHP para correr programas en un servidor. Poco a poco comencé a hacer videojuegos más avanzados. Así nació Tráfico de armas”, conto Lucas.
Su interés por el que ahora es su campo de especialización, la inteligencia artificial y el machine learning, creció en el transcurso de sus estudios en la secundaria ORT, y en su paso por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), donde obtuvo una subvención completa.
Sin embargo, prestigiosas universidades de Estados Unidos, como el MIT y Yale, también le ofrecieron becas similares. Luego de pensarlo, Roitman se decidió por la Universidad de Stanford, e ingresó en la Licenciatura en Ciencia, Tecnología y Sociedad.
La casa de estudios por la que pasaron mentes brillantes como Larry Page, CEO de Google, y Reed Paul Jobs, hijo de Steve Jobs, acepta a menos del 1% de los estudiantes internacionales y le otorga becas solamente al 0.2%. “Me sorprendió mucho que me dieran una beca completa, pero ahí es cuando me di cuenta de que estas habilidades eran muy requeridas alrededor del mundo”, nos dijo Lucas: “No había forma de desaprovechar la oportunidad de estudiar en una universidad de primer nivel como Stanford”.
Roitman destacó el esfuerzo de incorporarse a un programa de estudios en otro país: “Los primeros momentos fueron duros, sobre todo adaptarme al idioma y a la exigencia de las clases. Pero, gracias al apoyo incondicional de mi familia y a que nunca me permití bajar los brazos, logré sobreponerme a los obstáculos y hacer la diferencia”.
Allí, en pleno Silicon Valley, a Lucas comenzó a introducirse en el mundo de la investigación en nuevas tecnologías. En su primer año en California se unió a un selecto grupo en el que solo podían pertenecer miembros con logros excepcionales. Este proyecto se encontraba a cargo de Sebastian Thrun, fundador del laboratorio de Google, GoogleX, e inventor del vehículo autónomo de la firma.
Lucas se emociona cuando nos aclara que del trabajo de ese grupo surgió Lighthouse, una empresa de productos de seguridad para el hogar que utiliza inteligencia artificial y aprendizaje automático que llamó la atención de Apple y fue adquirida por la firma.
Adia Robotics y su llega a Apple
“Durante mi cursada en Stanford comencé a insertarme en diversos proyectos. Uno de ellos era sobre drones. Ahí fue donde aprendí sobre esas tecnologías en particular y lo que me impulsó a comenzar mi propio emprendimiento con un socio de Estados Unidos en la misma universidad”. Fue el nacimiento de Adia Robotics.
“Armamos prototipos y conseguimos apoyo de uno de los grupos de inversores más grandes de Silicon Valley”. Así, Adia Robotics, una compañía de drones con inteligencia artificial que permite que el usuario maneje cinco o más dispositivos voladores al mismo tiempo y que pueda controlarlos a través de internet, volviéndose cada vez más autónomos, volvió a despertar el interés de Apple.
Esta vez, el gigante tecnológico pagó 55 millones de dólares por la startup con la condición de que Lucas y su equipo se unieran a la empresa.
Actualidad y futuro
Hoy, Lucas Roitman trabaja en proyectos confidenciales que involucran redes neuronales profundas para la percepción computacional: “El trabajo es muy interesante. No puedo mencionar exactamente de qué se trata ni dar muchos detalles porque Apple es una empresa muy reservada y requiere que no divulguemos información de este tipo de trabajos”.
En paralelo, el joven argentino lidera proyectos para liberar la inteligencia artificial y que no pueda ser controlada ni censurada tan fácilmente.
Y en cuanto al futuro de esta tecnología, adelanta que: “La gente va a tener que usar herramientas de IA en el ámbito laboral. El rol de los humanos y su importancia todavía está por verse. Algunos seguramente trabajen con estos sistemas, controlándolos, desarrollándolos, y mejorándolos”.