Leandro Chávez, de 31 años, fue a festejar el carnaval con amigos y terminó siendo víctima de una golpiza mientras estaba en el piso. Sostuvo que lo habían atacado un grupo de rugbiers, aunque la fiscalía de turno espera que vaya a ampliar su declaración para comprobar ese dato.
El pasado domingo 29 de enero, Leandro Chávez, un joven de 31 años, fue brutalmente golpeado en el estacionamiento del corsódromo “Nolo Alías”, situado sobre la Ruta Nacional Nº 12 en la capital de la provincia de Corrientes.
La secuencia quedó registrada en un video que se hizo viral y en el cual la víctima se apoyó para ir a hacer la denuncia en la Comisaría 9ª. Si bien sostuvo que lo habían golpeado un grupo de rugbiers, la fiscalía de turno espera que vaya a ampliar su declaración para constatar el dato.
Según consta en la investigación, en un primer momento, el médico de la policía que revisó a Chávez constató que tenía “lesiones leves” por los golpes y patadas que recibió en la cara y la cabeza. Sin embargo, unos días más tarde, el abogado de la víctima, Rubén Leiva, se puso en contacto con la fiscalía para informar que el joven había perdido una pieza dental. “Como ese dato no figura en la denuncia, es clave que lo constate un médico del Cuerpo Médico Forense. En ese caso estaríamos ante un caso de ‘lesiones graves’”, apuntó María Andrea González. la fiscal de turno.
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Según pudo reconstruir Infobae, la golpiza ocurrió a las 4 de la madrugada de ese último domingo de enero, cuando el joven y sus amigos, que habían viajado desde Chaco (provincia de la que él es oriundo) se retiraban del carnaval. En ese momento, mantuvieron un altercado con otro grupo, al que le puso fin el personal de seguridad privado del lugar. “Separaron a los jóvenes y cada uno se fue a su casa. La policía local recién tomó conocimiento del hecho cuando la víctima se presentó en la comisaría el domingo a las 21 horas”, explicaron a este medio fuentes de la investigación.
Tras la paliza, al llegar a su domicilio, Chávez fue socorrido por su madre que es médica y luego se fue a dormir. Cuando se despertó, tomó conocimiento de que la agresión había quedado registrada en una filmación que circulaba en redes sociales.
Según supo este medio, hasta el momento no se informó quién grabó la secuencia de la golpiza. En la misma, se ve cómo uno de los agresores le dio a Chávez una patada furiosa en la cabeza. Su aparición fue clave: gracias a ese material, y en función de lo que le comentaron algunos testigos, el joven (quien sufre de estrés postraumático por la agresión recibida) decidió ir a radicar la denuncia.
En diálogo con Infobae, González -titular de la Unidad Fiscal- brindó algunas precisiones del caso y enfatizó que están esperando que Chávez se presente para ampliar la denuncia. “Como en el estacionamiento del corsódromo no hay cámaras de seguridad, por el momento solo contamos con el material audiovisual que se viralizó. Para agilizar la búsqueda, necesitamos saber en cuál de las veinte tribunas del lugar estuvo Chávez aquella noche. A partir de ese dato vamos a revisar las cámaras para ver si hubo, o no, algún altercado previo y, además, para identificar a los agresores que, por otro lado, todavía no me consta que jueguen al rugby”, apuntó la fiscal.
Esto último a lo que hace referencia González tiene que ver con las declaraciones que hizo la víctima en Radio Sudamericana, donde aseguró que los que le propinaron los golpes eran un grupo de “rugbiers”. En diálogo con Infobae, el abogado de la víctima sostuvo que lograron identificar a cuatro de los agresores de Leandro y confirmó que algunos de ellos practican este deporte. Además, según la fiscal González, a partir de que Leiva se constituya como el querellante en la causa, ella comenzará a entrevistar a los testigos del hecho.
Tras la golpiza, Leandro Chávez -un involucrado en el hecho- declaró a una radio local lo vivido aquella noche del 29 de enero. “La pasamos bien, no tuvimos ningún problema con nadie esa noche. Todo ocurrió a la salida de los carnavales: un tipo se me acercó y me pegó. Ahí, comenzaron a golpearme los que estaban con él que, después me enteré, eran rugbiers. Si mis amigos no se me tiraban encima o los separaban, podría haber sido peor. Nuestra intención jamás fue la de pelear”, aseguró.
Pasaron tres años del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell y, esta semana, sus agresores fueron condenados a prisión perpetua y a 15 años de prisión. A pesar de eso, parecería que la violencia todavía sigue siendo un modus operandi entre los jóvenes.