Paula Stecco, en su vuelta al aire, la número 20, hace un repaso desde sus inicios del sentir base de este programa que ya es una marca registrada de Fm Ranquel.
Cuando elegí la especialidad en la carrera de Comunicación, elegí TV. Y hasta hoy me pregunto por qué.
El amor de mi vida en los medios siempre fue, es y será la radio. Cuando hago TV pienso en el producto más como auditivo que visual. Y es que la radio es lo que no caduca ni con el avance tecnológico porque aún hoy con la multiplicidad multimedia, la musicalidad de la palabra y los sonidos es la compañía que no tiene comparación.
Cuando escogí el nombre del programa, allá por enero se 2003, fue justamente por esto: el acompañamiento no necesita de la presencia física, no hay Nada Que Ver, pero sí todo para escuchar... atentamente, cada inflexión, cada detalle, cada silencio...todo! para Escuchar. Y a partir de allí sentir, compartir, informar, intercambiar, debatir, entretener, pensar.
Me parece increíble cumplir 20 años teniendo el privilegio de hacer lo que tanto amo, con el cariño de una hermosa Comunidad radial que se ha ido formando, primero en la 95.1 durante dos años, y luego en la 93.9. Gracias a Javier Ferniot que fue el que me abrió las puertas del Aire en Digital Interactiva, ni bien regrese de Córdoba. Después, el querido Jorge Palacios me invitó a mudarme a Ranquel Estéreo. Mi condición en ese momento fue la de no traicionar mi propuesta musical y estética. Así fue que, de a poquito, empecé a rotar sonidos electrónicos dentro de un universo que si bien en un principio opuso esperada resistencia, paulatinamente fue creciendo y ampliándose. Aún hoy me parece extraño que cada vez más oyentes esperen por el segmento específico DeLuxe. Feliz! porque fue con Amor que traté y aún hoy lo hago, de ir desprejuiciando un género musical muy poco querido en la masividad hasta hace muy pocos años.
En Nada Que Ver no sólo me repongo cuando no estoy bien, sino que fluyo naturalmente disfrutando de la adrenalina del segundo a segundo. De ir diseñando el Aire con sus alocuciones, músicas y pausas, cual una tejedora artesanal que sabe que si se le escapa un punto arruina la prenda, así es hacer Nada Que Ver en FM. Con los pro y contra de la autooperación y el estar sola comandando una nave en pleno vuelo. La incertidumbre y la belleza de confiar en la propia destreza. Con días mejores que otros, claro. Pero con la certeza de que doy todo de mí para hacer esto que tanto me gusta.
Gracias a quienes hicieron y siguen haciendo posible esta magia radial, especialmente a los y las oyentes que se mudaron de dial conmigo, que participan, que suman, que se ríen conmigo de mis errores, que me siguen enseñando...sin quienes no hubiese llegado hasta aquí. Gracias enormes y totales.