Quién no pensó alguna vez en pegar el viraje, doblar el camino y cambiar de vida. Es la historia de Marcelo Heredia, un economista nacido en Mendoza que desempeñaba su profesión en Buenos Aires y decidió dejar la ciudad para poner el primer restaurante de Praia Do Rosa, a 90 kilómetros de Florianópolis, Brasil.

Todos los años desde 1991 iba a este lugar de vacaciones y fue en 1997 cuando vio un boliche abandonado al frente de la playa. Averiguó cómo montar el emprendimiento en función de las nociones de gastronomía que tenía, cerró el alquiler del local, renunció a su trabajo en Buenos Aires, cargo su camioneta con lo que tenía y llegó a su nuevo hogar con su compañera.

Dijo que si bien al principio no fue fácil por ser extranjero e inaugurar un emprendimiento, en un 1 mes puedo realizar las reformas del local para abrir. “El día que inauguré era feriado en Brasil y se llenó el restaurante de pedidos porque era el único abierto”, indicó en diálogo con Gente Necesaria.

Señaló que tomó la decisión porque siempre trabajó en relación de dependencia, vivía en un loft de Buenos Aires junto a su esposa, ganaba muy bien pero pensó “el día que tenga hijos mi vida va a tener que cambiar completamente. Nueva casa, nuevo auto y entrar en el sistema de endeudamiento durante 10 años”. Se dijo “este es el momento de intentarlo”.

Praia Do Rosa se encuentra al sur de Florianópolis, es una bahía cerrada con una playa de 3 kilómetros de extensión, considerada una de las 30 bahías más hermosas del mundo y bastante preservada de la intervención del hombre.

Su restaurante es @coralrestaurante. Al local, Marcelo lo restauró por completo, abrió una ventana gigante en la cocina para mirar el mar mientras trabajan.

“Al principio no fue fácil porque había que recuperar la inversión hecha. Después de un año lo logramos y de ahí para adelante”, aseguró.

Respecto a lo que le dicen los cercanos, dijo que muchos querrían llevar su vida. Sin embargo aclaró que no es todo color de rosa, porque es mucho trabajo y en temporada alta se duermen muy pocas horas de lunes a lunes. “En baja temporada abrimos de jueves a domingo y aprovechamos para hacer vida de turista, como navegar en el barco que tenemos, disfrutar de la casa y los amigos”, indicó. 

Por último se refirió a los casos de diarrea en Florianópolis. “Son descuidos de verano que pasan todos los años”,señaló.