Desde que se publicó el pasado mes de marzo, el disco de RosalíaMotomami no se ha movido de un lugar de alto significado simbólico: el primer puesto de la lista de mejores puntuaciones de la web Metacritic, con un 94 sobre 100. Metacritic es un agregador que recoge las críticas de las publicaciones convencionales y, a partir de las notas que reciben los discos, establece una media que refleja fielmente cómo ha sido la recepción en caliente, y Motomami no sólo satisfizo a la crítica anglosajona, sino que dejó patitiesa y admirada.
Si nos quedamos con ese medidor, la conclusión cae por su propio peso: Rosalía ha publicado el mejor disco internacional de 2022, aclamada por unanimidad. Pero en el relato de la historia inmediata también importan las carreras de fondo, además de los esprints, y hay que esperar al juicio sumarísimo de las listas de final de año.
Volviendo una vez más a Metacritic, la web tiene un segundo medidor que aparece en diciembre: discos que salen mencionados más veces en los resúmenes anuales, y ahí Motomami baja (ahora mismo) al segundo puesto, después de que le adelante Beyoncé con su Renaissance, álbum que apunta a reunir la mayor aclamación colectiva. Esta correlación, de hecho, es la que se refleja en la lista del New York Times: para este diario, Motomami es el segundo mejor disco del año, a la sombra de la Reina Bey.
Otras listas esperadas reflejan una jerarquía parecida: la revista Rolling Stone, que desveló su top 100 este pasado viernes, también corona a Beyoncé, pero sitúa a Rosalía en un extraordinario cuarto puesto, sólo superada por Taylor Swift (bronce) y Bad Bunny (plata).
La aparición de Bad Bunny -cuyo Un verano sin ti es el mejor disco de 2022 para la revista Time, que también añade un matiz interesante: por primera vez, y de manera colectiva, la música en español conquista puestos de altura en los ranking norteamericanos, haciendo coincidir el juicio crítico con lo que ya era una aceptación popular masiva. Bad Bunny no sólo arrasa en escuchas en Spotify, sino que los críticos ya besan por fin sus pies.
Para Rosalía, esta recepción de Motomami -que no se va a saldar con una corona imperial, pero sí con abundantes capas de hojas de laurel- significa su consagración definitiva en el marco internacional. Será interesante ver cómo tratan este año su caso las revistas especializadas españolas -que siempre dividen sus listas entre material nacional y extranjero-, pero de puertas para afuera Rosalía ya es una figura nuclear del pop a escala globalizada. La gira Motomami World Tour -que tras el tramo inicial de julio por España saltó a Ciudad de México en agosto y concluirá en París este 18 de diciembre- ha llevado a Rosalía por grandes espacios en Sudamérica y, sobre todo, Estados Unidos.
Las fechas de la gira por Norteamérica, sumando tres en México y una en Canadá, han sido 17, con escenarios de gran aforo completamente llenos, como el Radio City Music Hall en Nueva York o el YouTube Theater de Los Ángeles, en los que Rosalía ha sumado dos fechas consecutivas. Podría haber sido un año mejor si en vez de tres premios Grammy Latinos -entre ellos, el de mejor disco del año- hubiera sumado alguno más de los ocho a los que optaba, pero puede haber desquite el 6 de febrero, cuando se concedan los Grammy de toda la vida.
No parece que Rosalía vaya a tener mucha competencia en la categoría "mejor álbum alternativo o rock latino", una de las dos en las que tiene una nominación. Podrían haber sido más, pero a estas alturas, y con todo lo que ya ha amasado Rosalía, nadie puede discutir que el premio grande es el conjunto de su enorme impacto.