Su identidad no había tomado trascendencia pública hasta el pasado 6 de noviembre, cuando el Papa Francisco lo abrazó en un acto público en la Plaza de San Pedro.

Desde ese entonces, Riva quedó shockeado. No sólo por la actitud bondadosa del líder de la Iglesia católica, lo que ya fue bautizado como “Francis effect” (efecto Francisco), sino por la exposición que tomó su persona a nivel mundial.

Entrevistado por MailOnline, Riva relató cómo fue su dura infancia y los motivos por los cuales padece de neurofibromatosis, la enfermedad que le provoca el crecimiento de tumores en todo su cuerpo.

La portadora genética de la enfermedad fue su madre Rosalía, quien le heredó el mal. Pero, según contó, no fue hasta los 15 años que comenzó a tener síntomas. De hecho, su hermana Morena, de 46 años, también sufre la anomalía genética salvo que ella no presenta síntomas tan expuestos.

Riva dijo que al Vaticano asistió con su tía, Caterina Lotto y Morena, y que al recibir el abrazo del Papa sintió que se moría. “El corazón me latía con tanta fuerza que pensé que la emoción me iba a matar”, relató.

Lo que más impresión le causó a este hombre es que “Francisco desconocía si mi enfermedad es contagiosa, y me abrazó igual”, dijo. Lo que remarcó como un gesto de amor incondicional.