Se trata de un título que vence el 17 de octubre del año que viene, una semana antes de las elecciones presidenciales. Los altos rendimientos atraen compradores, dispuestos a tomar altos riesgos.
En medio de un proceso de salida lento pero que puede profundizarse de la deuda en pesos, un bono en moneda local atrae en forma creciente la atención de los inversores. En el mercado lo llaman el “Bono Peronista” por una sencilla razón: vence el 17 de octubre de 2023, es decir el día de la Lealtad de ese partido y una fecha grabada a fuego para todo el peronismo.
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Se registra mayor interés de locales que optan por dolarizar carteras, pero también extranjeros que aprovechan que las cotizaciones siguen en valores deprimidos. Las miradas ya están puestas en el margen de maniobra que evita una reestructuración en el futuro
Este título tiene las siglas TO23 y está emitido en pesos a tasa fija. La desconfianza de los inversores sobre el futuro de la deuda en moneda local había impactado fuerte en su cotización. Solo en octubre había caído de $ 63 a $ 52, un derrumbe superior al 17%. Esto coincidió con una búsqueda de títulos en moneda local de menor plazo y ajustada por CER, ante la búsqueda de refugio por parte de muchos inversores.
Pero la caída fue tan importante que en los últimos días muchos empezaron a mirar este denominado “Bono Peronista” con mejores ojos. En lo que va de noviembre recuperó desde el piso de $ 52 a $ 57,45, es decir más de 10%. Con este importante avance de la cotización, el rendimiento del bono pasó de 130% anual a 125% anual, un potencial retorno que para muchos sigue siendo muy atractivo.
Por supuesto que la apuesta por el bono T023 tiene sus riesgos, lo que explica por qué paga un rendimiento anual tan elevado.
Durante octubre los bonos en pesos de largo plazo cayeron fuertemente, ante la búsqueda de refugio en títulos más cortos, con vencimientos anteriores a las PASO. Pero la suba de los rendimientos en moneda local atrajeron inversoresdispuestos a asumir riesgos, apostando a que el Gobierno no se verá forzado a “reperfilar” como sucedió en 2019
Comprar este título y esperar su vencimiento implicaría jugarse varias fichas importantes. La primera de ellas es que el Gobierno no reperfile la deuda en pesos en medio del proceso electoral, ante la enorme acumulación de vencimientos en los meses previos a las elecciones. Esto es lo que hizo el gobierno de Mauricio Macri luego de las PASO de agosto de 2019, cuando la victoria del kirchnerismo generó una ola de pánico entre los inversores. En ese momento se dispuso una refinanciación forzosa de deuda en moneda local para evitar una megaemisión monetaria que hubiera presionado fuertemente sobre el dólar.
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Pero además también habrá que seguir de cerca lo que suceda en el mercado cambiario. Una suba acelerada del dólar financiero podría borrar de un plumazo la ganancia en pesos que se pueda obtener durante el período. Para que el dólar MEP equipare ese rendimiento de 125% debería ascender a $ 720 para octubre del año próximo.
Los bonos largos en pesos fueron muy castigados en los últimos meses, ante la búsqueda de inversores de opciones más conservadores. También sufrieron aquellos que ajustan por CER pero vencen en los meses previos a las elecciones. Pero en estos casos también en las últimas jornadas se registraron mayores compras, ante la suba de rendimientos. El título que vence en agosto de 2023 rinde el nivel de inflación (CER) más 7% anual.
Por ahora, el Tesoro busca refinanciar la deuda en pesos que vence en plazos muy cortos a cambio de títulos más largos. Sin embargo, la participación de inversores privados en el último canje resultó escaso, enciendo más luces de alerta.
Aunque no existe información oficial, es el propio Banco Central el que estaría emitiendo pesos para sostener la cotización de los bonos en pesos. Claro que esa emisión monetaria luego debe ser absorbida a través de la emisión de más pasivos monetarios, en particular las Leliq. Solo en concepto de intereses, el BCRA debe pagar ya arriba de $ 500.000 millones mensuales.
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Mañana justamente el Tesoro lanzará un nuevo canje por cerca de $ 105.000 millones, pero ofreciendo una particular zanahoria para el sector bancario. Se trata de un bono que vence en 2027 pero que las entidades podrán contabilizar como encaje. En otras palabras, se trata de un instrumento que los bancos prácticamente no se pueden negar a incorporar en sus carteras, ayudando al mismo tiempo al financiamiento del Estado.