En comunicación con Valor Agregado, señaló que el premio “no es solo para mí, sino para todo el equipo de trabajo con el que venimos trabajando desde años y con mucho compromiso”, por lo que aprovechó la oportunidad para agradecerles a todos ellos por el apoyo.
¿De qué se trata este desarrollo?
Se trata de un bioformulado, un bioinsumo, de uso agrícola para cultivo de maní y de maíz, el cual está conformado por una cepa, un hongo, que genéticamente no tiene capacidad de producir aflatoxina, y que al aplicarlo a campo compite con otros hongos que sí tienen esa capacidad.
La profesional explicó que en esa competencia el hongo ‘bueno’, que es el que ellos estan aplicando, gana en esa competencia y así evita que el hongo, potencial productor de las toxinas, contamine los cultivos, “así me aseguro que la toxina no llega al grano, ni a maní, ni a maíz”, remarcó para luego agregar que esa toxina es, a su vez, cancerígena y produce muchos problemas a la salud de animales también.
¿Esta investigación que sale ahora tiene proyección a futuro?
Esto comenzó antes de 2011, yo inicie ese año trabajando en maní, luego seguimos con maíz, hicimos muchos ensayos a campo y en almacenamiento, caracterizamos distintas cepas para saber cuál era la mejor y ahora estamos en una instancia donde tratamos de vincularnos con alguna empresa que quiera adoptar esta tecnología y poder producir este bioinsumo a gran escala y poder comercializarlo para que llegue a los productores.
¿Esto da más rinde o es solo prevención?
Solo es prevención, no afecta el rendimiento, ni para bien ni para mal.
Ese hongo tampoco va a la salud de la gente…
No porque no es un hongo patógeno, no produce ningún daño, hemos realizado estudios en animales de laboratorio catalogados como los más sensibles a este tipo de productos y no les provoca ningún daño, por ese lado estamos tranquilos.
La importancia de esto es que apunta al control de la aflatoxina, pero esas toxinas no se producen siempre en el campo, se tienen que dar ciertas condiciones meteorológicas para que ocurra el problema, estas condiciones son sequía y temperaturas altas.
El hongo, tanto el que produce la toxina como el que nosotros hemos recuperado de la misma naturaleza, está en el ecosistema, pero cuando las condiciones meteorológicas favorecen esta situación, los productores de toxina sintetizan esta toxina y llegan a los granos.
Justo lo que sucede en esta época…
Así es, el problemas es que por el cambio climático que estamos sufriendo y previsiones de las que hay investigaciones científicas al respecto, esas sequias serán mucho más prolongadas y las temperaturas serán mucho más altas, por ende se supone que el problema se puede agravar en los próximos años.