El deseo de vivir en la Antártida lo traía desde hacía años. Significaba mucho más que pisar una isla helada con vientos arrasadores, era demostrarse que, si lograba superar el desafío de habitar en el lugar más remoto del mundo, podría con todo lo que se propusiera en la vida.

Así fue que Bárbara Ortiz, Ingeniera Electrónica de la UTN, vivió todo el 2018 en Base Marambio, tras aprobar un examen sobre conocimientos y electrónica de un programa de la Dirección Nacional del Antártico (DNA). Lo definió como un gran desafío, único y hermoso.

“Ni le dije a mi familia, me mande y después les informe que me iba a la Antártida”, recordó en diálogo con Gente Necesaria.

Antes de llegar a aquel lugar, estaba muy insegura de sí misma y esta experiencia le permitió encontrarse consigo y evolucionar. “Quise probar que podía dar más, estar en medio de la nada y resolver los problemas”, aseguró.
 
Bárbara convivía con 45 personas, entre civiles y militares, entre las cuales había 7 mujeres, grupo en el cual hizo muchos amigos y en ellos encontró una gran familia.

Señaló que en Base Marambio tuvo que adaptarse a las reglas de la Fuerza Aérea, lo cual fue muy importante para ella porque se debió adecuarse, aprender y escuchar. La comida y vestimenta del lugar fueron un aspecto fundamental. “Por un año no vi frutas y vegetales frescos. El huevo era en polvo”, indicó.

Hace 11 meses vive en Irlanda, de los cuales hace 4 que vive en Galway. Definió a los irlandeses como muy amigables.

“Llegué a Argentina y comencé a trabajar en una compañía de tecnología donde necesitaba hablar inglés fluido. Por esto decidí vivir en Irlanda, en lugar de aprender en una academia”, señaló. 

Apasionada por los nuevos desafíos, Barbara está por emprender uno nuevo, el estudio del idioma alemán.

“Para mi la vida tiene que ser intensa o nada. Probarse a sí mismo y mejorar para no vivir en piloto automático. Por eso me gusta vivir cosas nuevas y experimentar”, manifestó. Por último aseguró que todo es posible si uno se anima