Josi es un toro de más de 600 kilos, camina por el jardín de la casa de Valentina y se come las flores. La acompaña a andar en bicicleta. Le encanta la alfalfa y las tortas de cereal. Desarrolló un vínculo increíble con esta joven de 21 años que le salvó la vida y desde entonces son inseparables.

Valentina Bari vive con su familia en el campo, en la localidad de Villa Huidobro, al sur de la provincia, estudia Administración Agraria y es la cuarta generación que se dedica a las labores agrarias. En diálogo con Gente Necesaria narró esta gran amistad. 

Hace tres años, José, el papá de Valentina, llevaba a su hija a la escuela y encontró a un ternero recién nacido prematuro. Lo levantó y lo llevó a la casa de la que nunca más el animal se alejó.
 
“Fueron días difíciles y el ternerito tenía pocas posibilidades de sobrevida porque era prematuro. Sentí una conexión especial con él desde el principio. Le di de comer, a la tarde lo sacaba a tomar sol y de a poco se fue recuperando. Con el tiempo le enseñé a caminar y salimos juntos a andar en bicicleta”, detalló Valentina.

Josi se salvó gracias al amor de toda la familia.

Camina por la galería de la vivienda familiar como si fuera un perro. Sabe donde guardan la comida y hasta lo ponen en penitencia cuando se manda alguna macana. Cuando era chiquito, y pesaba menos que ahora, lo subían en la parte de atrás de la camioneta como si fuera un perro y lo llevaban a ver al resto del ganado.

“A excepción del carácter del resto de los toros, Josi es muy bueno”, aseguró su dueña con quien el cariño resultó la base de una amistad increíble.