Esta semana, Sergio Massa quiso mostrar que tiene un objetivo concreto: acercarse al mercado, a empresarios y al campo. El ministro trata de conformar a sectores que tradicionalmente fueron considerados por Cristina Kirchner como enemigos o, por lo menos, tratados públicamente con cierta distancia.
Entiende que allí están los dólares que pueden salvar a las deterioradas arcas del país. Todo, en un contexto en el que busca mostrar cierta autonomía respecto de sus socios de coalición: faltó sin aviso a un acto convocado por el presidente Alberto Fernández y, el menos, públicamente no se reclinó sobre Cristina Kirchner, quien está concentrada en su propio frente judicial.
Y con la esperanza de mejorar sus propias chances en 2023. Una encuesta, como se verá más abajo, le puede dar a Massa algo de esperanza y, por lo menos, lo deja ubicado como el que tiene mejor imagen positiva de los tres socios.
El jueves concurrió al evento central de la industria del petróleo, la Expo Oil and Gas 2022, donde firmó inversiones con varias petroleras por US$700 millones, anunció el plan Gas 5 y comunicó que al día siguiente se publicaría la reglamentación de un decreto que había sido dictado en abril, con incentivos para las inversiones y libre disponibilidad de divisas, algo que efectivamente sucedió.
Apenas a 540 kilómetros de allí, en la Argentina desarticulada en la que vivimos, un intempestivo paro decretado por el SOMU frenó a las barcazas que remolcan buques petroleros al puerto por donde se inyecta el petróleo que llega a todas las destilerías del país.
Por muchas horas, no circuló fluido para ninguna de esas empresas. Pero ese dato es casi anecdótico frente a la necesidad de impulsar un mayor potencial en Vaca Muerta y de darle mayor certidumbre a inversiones que se piensan a largo plazo.
Por cierto, Cristina Kirchner nunca fue tan crítica del sector petrolero (recuérdese el contrato secreto que firmó con Chevron años atrás) como con el campo.
Y aquí sí Massa dio el primer paso: quiso poner en evidencia su intención de acercarse a la mesa de enlace, que lo esperaba con los mismos reclamos que siempre tuvo y que el gobierno de Alberto nunca satisfizo.
Massa había anunciado la reunión el mismo día que asumió, pero luego quiso mantener en secreto su realización. Se filtró que se haría en Las Heras y finalmente el viernes, tuvo lugar en Escobar. Fue un encuentro exploratorio, para conocer de primera mano los reclamos de sector.
Las entidades del campo solicitaron la eliminación de las retenciones y de los cupos de exportaciones, una reforma impositiva y también la simplificación del mecanismo del “dólar soja”, que hasta ahora captó un puñado de operaciones. Ahora trabajarán los equipos técnicos del Economía y de los ruralistas.
Todos se fueron con la sensación de haber sido escuchados, pero en una conferencia de prensa posterior los titulares de las cuatro entidades dijeron que espera que en la próxima reunión, que se hará en diez días, se conozcan resultados bien concretos.
Otra de las señales, en rigor, no la dio directamente Massa sino el Banco Central, cuando decidió subir la tasa de referencia a 69,5%. La segunda suba más alta del año. Un buen intento para secar de pesos la plaza, que busca desacelerar la escalada de precios -estiman que índice de inflación agosto será sustancialmente menor que el 7,4% de julio, pero puede orillar el 6% y hay muchos incrementos ya pactados que le ponen presión.
La medida también busca captar depósitos, frenar el interés por los dólares financieros y, al mismo tiempo, encarecer el crédito, lo que podría impulsar a los exportadores a liquidar divisas para financiar la producción antes que recurrir a préstamos en pesos más caros.
Una encuesta realizada por la Escuela de Satisfacción y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés, finalizada el martes, da cuenta que el 89% de los encuestados está insatisfecho con la marcha general de las cosas y sólo el 20% aprueba el gobierno de Alberto Fernández, un porcentaje muy inferior al peor registro de Mauricio Macri.
Diego Reynoso, responsable del estudio, indica que las peores marcas se la llevan, naturalmente, la política económica (92%) y la de seguridad (85%). Y la inflación es el principal problema que mencionan, casi sin distinción, los votantes de JxC y también los del FdT.
A la hora de identificar las causas de la inflación, los encuestados responde que se debe a la falta de un plan económico -algo de lo que Alberto se jactó-, el gasto público y la emisión monetaria.
Esa encuesta no sale de los resultados habituales de otros estudios. Pero sí registra un dato en el que Massa puede buscar cierto aliento.
Los políticos que tienen mejor imagen positiva son Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich y Sergio Massa, sumando imagen muy buena y buena, logra empatar en un lejano 26% con Cristina. Aunque la imagen muy buena de la expresidenta, actualmente en su peor momento, es de 16 por ciento y la de Massa es 3 por ciento, la suma le da a Massa un salto respecto de los números de anteriores registrados.
Reynoso dice que Massa está logrando captar la atención y su desembarco en Economía genera nuevas expectativas. Eso explica el motivo de su súbito crecimiento. Pero su tarea es no defraudarlas, para no derrumbarse.
¿Cuáles son los próximos pasos de Massa?
En el comienzo de esta semana dará a conocer finalmente el nombre de su viceministro. Pretendió nombrar a Gabriel Rubinstein, pero los cuestionamientos que surgieron desde el cristinismo frenaron la designación.
Por algunos días, pareció que Cristina Kirchner volvía a marcarle la cancha. Pero con las horas esa imagen pareció, al menos, desdibujarse. Pudo elegir a Flavia Royón como secretaria de Energía, un área que estaba manejada en exclusividad por La Cámpora. Y Cristina Kirchner permitió que tuviera sanción, en el Senado, la ley de blanqueo de capitales para la construcción, un proyecto que Massa siempre respaldó públicamente.
La otra novedad de la semana será la publicación de los detalles del nuevo cuadro tarifario para la luz y el gas, que luego de varias postergaciones, posiblemente se dé a conocer el martes.
Massa es pragmático y flexible. Juega su propio futuro y ese es el principal activo. Pero la compleja realidad argentina -sea el mercado, el dólar y la tregua con Cristina- es lábil, frágil y precaria. No da margen para ningún error.